lunes, 22 de septiembre de 2014

Capítulo ocho


Capítulo ocho 

La noche en casa de los muchachos no fue agradable para ninguno de los integrantes de la familia... Martín estaba muy molesto por su tratamiento y de lo más estresado  por no saber su castigo por haber empujado a su hermano, y Rafín estaba tan adolorido que hasta le subió la temperatura o ese era el motivo que pensaron sus padres.

-Hijo, si no me dejas darte el jarabe, tendrán que bajarte la fiebre con una inyección, es eso lo que quieres?!- Amenazó Ricardo, un tanto nervioso por el estado de salud de Rafael. 

-No!! Buaaa!! No quiero nadaaaa- Lloraba como un loco, lo que hacía que le diera más temperatura.

-Shhhh... yaa!! No llores, mi principito! No ves que te da más fiebre, mi bebé?! Abre la boquita y toma el remedio, hijo. Por favor. Hazlo por papito y por mamita. -Le decía con la voz tranquila y arrulladora que pudo conciliar. 

-Pero es malo- Dijo Rafa con un puchero triste... -quiero que venga Sami... yo me lo tomo si traes a Sami-

-Hijo, Sami debe estar descansando. - Intervino Helena, sintiéndose algo celosa. -No seas caprichosito y toma el jarabe, ya, sí?!

-No!!! Quiero a Sammiiiiii- Lloró más fuerte. Había sonado como un niñito en pleno berrinche, pero a él no le importaba mucho eso. Sólo quería al amor de su vida a su lado.

Helena resopló, a punto de decir algo, pero Ricardo la interrumpió.

-Amor?! Creo que sería mejor si la llamamos. Quiero que se tome el jarabe y no le suba más la temperatura... Tal vez Samanta no tenga inconvenientes de venir. -Comentó papá.

-Escucha a mi papi, mamita lindaaaa-

-Hijo, no seas malcriado y abre la boca. O sino ya sabes de lo que soy capaz - Helena no era precisamente la reina de la paciencia ese día, que tan largo le estaba resultando. 

-Eres mala!! No te quiero-  Lloró con pesar -Papito lindo, llama a Samy y me tomo todito el remedio

Ricardo lo acomodó entre sus brazos, consolándolo. Rafael parecía tan frágil así- No crees que estás siento poco tolerante con el niño, Helena?! -Dijo con algo de reproche en su voz- Está enfermito.... Por qué no la llamas y le dices que yo la busco y luego la llevo... - Y por mucho que Ricardo intentó sonar pacífico, Helena se sintió desautorizada.  

-Ricardo, que sientas culpa por tus años de ausencia te nubla la mente- Le dijo furiosa, para luego tomar a Rafael de un brazo -o abres la boca o te inyecto- Le advirtió

-Auuu... buaaaaa... malaaaaa.. déjameee... suéltameee!! Papitoooo, dile que nooo!! - Se quejó sufridamente. 

Ricardo la miró serio, intentando apartarle la mano del brazo de su hijo -Creo que a quien se le nubló la mente es a ti. No te das cuenta del estado de nuestro hijo?!!!-

-Haz lo que quieras- Dijo soltando a Rafael y yéndose a ver a Martin... ella sabía que estaba siendo irracional pero le aterraba el poder que tenia Samanta sobre su hijo.

-Ves, papito?! Mamá no me quiere!- susurró Rafín, haciéndole pucheritos a su padre. 

-No, mi vidita! sólo está preocupada porque no te quieres tomar el remedio

-Pero yo quiero que mis dos reinas me mimen, papito!!!-

-Te tomas el remedio y yo llamaré a Sami para que mañana te venga a mimar y yo voy a buscar a tu mamá- Le dijo en son de paz

-Está bien!- Dijo cruzándose de brazos, aunque ya estaba planeando una travesura.

-Abre la boquita- dijo para darle el jarabe

Poniendo una cara de asco, Rafita dejó que su papito le diera el medicamento

-Uhmmmm, papi, está rica!!-

-Viste campeón?! Y tú que no querías tomártelo- Le tomó la nariz.

-Ve por mamita, papá! - Le dijo

-Claro bonito- Susurró la respuesta, inclinándose hasta quedar a la altura de los ojos de su niño para darle un beso en la frente, y salió en busca de su amada.

En cuanto Rafa estuvo seguro de que su papi no lo escucharía, sacó su celular de debajo de la almohada y marcó a Sami

-Gatita, el ratoncito está enfermito- Le dijo con un puchero

-Qué le pasó a mi ratoncito?! 

-El Tingo me botó y me pegué en mi cola... y me duele mucho y me dio fiebrita-

-Ohh, mi bebecito! -Se escuchó la voz coqueta del otro lado- Quiere el enfermito que me ponga mi traje de enfermera y le vaya a dar muchos mimitos! Quieres, amorcito?-

-Para eso te llamaba, mi gatita sexy-

-Espérame en la camita y nada de moverte, hermoso! Estaré ahí muy pronto!

-Te espero- dijo escondiendo el celular, justo a tiempo para que mamá no lo descubriera.

-Cariño?!- Mamá asomó la cabeza por la puerta. -Puedo pasar?

-Depende... te disculparás con papá?!-

-Ya lo hice, mi dulce! Venía a disculparme contigo....- Le dijo, sentándose a su lado, agarrándole la manito.

En ese momento Rafa le hizo un puchero.

-Mamita?!... no te enojes conmiguito... pero llamé a Sami- dijo escondiendo su carita.

-Qué?!... Pero papá dijo que la llamaría mañana...- Le habló entre sorprendida y enojada.

-No me pegues, mamita- le rogó.

-No, mi niño! No habrá tan tan en esa colita porque ya tuvo suficiente por hoy- Helena le dio un beso. 

-Sólo quería verla, mamita... me portaré bien, lo prometo!- le dio un beso en la mejilla.

-Eso quiere decir que estará aquí en unos momentos... Hijo, no quiero que se quede a dormir. Puede hacerte compañía un rato, pero papá la llevará a su casa después. No puede quedarse, cielito... no está bien...

-Por qué, mamita?! No es como que pueda hacer algo, si me rompí mi colita de mono- dijo triste.

-Pero no es correcto, tesoro!!-

-Está solita, mami... tiene la edad de Martín y su mamá no la quiere-

-Ay, hijito!!... - Mamá le hizo un mimito en la mejilla y lo pensó un poquito. Sería cierto eso?!- Uhmm... haremos esto, cariño, Sami puede quedarse a cenar pero luego prefiero que tu papito la lleve a su casa. Ahora quiero que descanses, amor! 

-Yo también quería pedirte disculpa, mamita... yo te quiero mucho-
-Y yo a ti, mi monito- Se abrazaron fuerte, y Rafael dejó que su mamita lo mimara mucho, hasta que ambos sintieron el timbre y los pasos de papá que se dirigían a la puerta principal.

-Hola suegrito- Dijo Sami vestida de sexi enfermera que dejó con la boca abierta al suegro-

-Samanta?! Qué haces aquí a éstas horas.... y vestida así?! - Ricardo suspiró hondo -Rafaeeeeeeeel!!!- Gritó por sobre su hombro, lo suficientemente fuerte como para que Rafa se esconda debajo de las mantas.

-Mamita, defiéndeme del papito-

-Ay, mi hijo! -Tú tiraste la piedra y ahora escondes... la colita!!!-

-Sí, mami... sino no tiene gracias- Se rió... la temperatura le había vuelto a subir

-Voy por el termómetro, Cariño-

-Dile a Sami que venga- Rogó con un puchero, mientras le caía una lagrima por su carita. Estaba seguro que del pinchazo no se salvaba esta vez

-Está bien, hijito- Helena abrió la puerta justo en el momento en que Ricardo llegaba con Samanta. Ricardo se adelantó y la tomó de un brazo. -Mi amor, Sami vino a cuidar al nene- Dijo, con los cachetes colorados de aguantarse la risa.

-Ricardo... hoy duermes en la perrera- Le dijo entre dientes

-Pe-pero yo qué hice?!- Pero ella sólo lo miró muy enfadada -Samanta, dónde se te quedó el resto de la ropa?!-

Samanta ignoró la pregunta de lo más campante -Hola suegrita! Cómo está? Puedo pasar a ver a mi novio?-

-Hola Samanta! Claro, pasa.... voy por el termómetro- Dijo Helena, empujando a su marido a un lado. Estaba que le hervía la sangre.
En menos de un minuto, volvió con el termómetro en la mano -Rafael- Gritó.

El nene estaba enroscado en los brazos largos de Samanta. Grrrr!! Dónde estaba el inteligente de su marido?! Los dejó solos el muy... -Samanta, puedes hacerte a un costado para que le tome la fiebre a mi hijo?-

-Claro suegrita- Dijo dándole una nalgadita a su novio
-Auuuu... que me duele!- Se quejó suavecito Rafín. Mamá le hizo abrir la boca y le puso el termómetro.

-Ayy!! Esto es asqueroso- Se quejó sacándoselo.

-Deje, suegrita. Yo sé cómo hacerlo- Le dijo la muchacha, poniéndose en el lugar de Helena.

-¿Así?- dijo Rafín, agarrando el aparatito y moviéndolo en su boquita.

-Sip!- Helena le sonrió y guiñó un ojo. -Regreso en unos momentos- Le susurró y se fue a ver a Martín que estaba con dolor de cabeza.

-Así...- Le dijo Rafael besando a Samanta

-Así- Respondió ella, devolviendo el beso -O está la otra alternativa- Dijo seria.

-Y cual sería?-
S
ami lo hizo girar para dejarlo sobre su estómago y le bajó  el pantalón

-¿Sami, qué haces?- dijo sorprendido

-Voy a tomarle la temperatura al nene...-

-Samy- Balbuceó con la barbilla desencajada

-Shhhh, amor, será sólo un ratito- Le murmuraba haciéndole mimitos en la espalda. Estaba por poner el termómetro.

-Samita- Intentó nervioso, sin saber qué hacer, jamás le habían tomado la temperatura así

-Sí, mi amor?-

Rafa se tapó la cara... estaba muerto de vergüenza

-No quiero asíiiii- Gimoteó Rafita, intentando darse la vuelta.

-Pero tampoco quieres por el otro ladito, ratoncito- dijo dándole un beso donde le habían puesto la inyección.

-No, no, no!! Si me dejo, gatita, sí me dejooo-

-Seguro?!!... yo creo que es mejor tomarte la temperatura así... es más fiable-

-Perooo... me da vergüenza!- Le hizo un puchero que Samanta adoró.

-Pero de qué te da vergüenza?! soy yo, mi ratoncito bonito- dijo mordiéndole al oreja

Estaba distrayéndole con sus caricias y el nene cayó redondito a sus encantos.

En menos de cinco minutos, Samanta ya sabía que la temperatura de su nene estaba un poco alta.

-Eso fue feo- Se quejó mimoso el nene

-Eso le enseña a mi paciente favorito a obedecer a la primera- Contestó la chica, dándole una palmadita. 

-Aay!! Que dueleeee- Le reclamó con un puchero

-Voy a llamar a tu madre... creo que necesitas una inyección-

-Nooooooo!!! buaaaaaaaaaaaaaa!!- Del puchero llegó al llanto en un segundo, y Helena y Ricardo llegaron enseguida

-Qué pasó?- Los ojos acusadores se posaron en la muchacha.

-Es que está con temperatura- Dijo, encogiéndose de hombros

-Le mencionaste la palabra con i?- Preguntó Ricardo.

-Sí... es que tiene mucha fiebre- Miró a Rafa que no la estaba apoyando sino que lloraba en los brazos de su madre -y eso que no mencioné la palabra con S-

-Hijito, es por tu bien- Dijo mamá

-No quiero, mamita!! Duele mucho-

-Sólo un ratito, bebé- 

-Ratoncito... deja que tu mamita te ponga la inyección bebito, y luego comemos helado- Le dijo Sami, mientras sin aviso le bajó el pantalón de piyama y el calzoncillo justo debajo del trasero.

Helena le pasó el algodoncito con el alcohol por la zona, anunciando la inminencia del pinchazo..

-Ayyy no!! No, no, no mamita... dame otra cosa, mamita no me pinches-

-Mi niño lindo. Mi principito. Toma la mano de papá- Ofreció Ricardo, acercándose hasta donde estaba su hijito lindo, llorando a mares.

-Buaaaaa- se aferró a Ricardo y Samanta esperando que pase luego el dolor.

-Ya está, mi rey, ya está!- Le consoló mamá. 
-Buaaaaaaaaa- esa inyección sí que dolía -qué me pinchaste, mamita?! Me quema mi nalguita!-

-Es lo que recetó Gerardo, bebé-

-Gruuu!!! Lo odio a ese Gerardo... puro que me manda a pinchar mi potito... no se vale-

-Lo sé, mi tesorito! Pero no queda de otra!-

-Buaaaa... no quierooo, no quiero... por favorcito-

-Pero si ya pasó, campeón- Le dijo papá, besándole la manito.

-...pero mañana me van a querer pinchar de nuevo- Lloraba desolado... le dolía mucho su colita y ahora su trasero y la dichosa fiebre no quería bajar.

-Ya no llores, mi dulce... vamos, acuéstate de costadito y trata de descansar, sí?! Duerme... duerme!- Susurró Helena, masajeándole los hombros y la espalda. 

-Suegrita?! Le revisaron la garganta al nene?- Preguntó tratando de encontrar un motivo para la fiebre de su ratoncito... no le podía dar tanta solo por un dolorcito

-Creo que no, Sam... Tal vez deberíamos llamar a un doctor-

-Es fácil... ratoncito, abre la boquita- Sami recordaba lo que su padre le había enseñado antes de largarse a otro país con su enfermera.

-No quierooooo...- Sollozó -me duele mucho-

-Vamos, un poquito... déjame ver tus amigdalitas bonitas-

-No quiero! Ya déjame... no te quiero-

-Ni un poquito?!- Le dijo Sami con puchero.

-Bueno, un poquititito... pero no quiero que veas mi gargantita!- Le dijo mimoso

-Pero si no me dejas ver va venir Gerardo- Le aseguró, dándole un beso en la nariz.

-Nooo!! Él no, gatita... hazlo tú- y el nene abrió la boquita lentamente. 

Después de revisar -Ummm ratoncito tienes pus... estás lleno de puntitos blancos..¡¿cómo no te dolía al tragar?!-

-Sí me dolía.... pero no quería que mamá y papá lo supieran-

-Pero Ratón malo- Le regañó.

-No me retes, que estoy enfermito-

-Sí que lo estás... y te van a pinchar más feo ahora... y si hubieses dicho antes tal vez sólo te daban remedios- Le reprendió muy feo... no le gustaba que su bebé se enfermara.

-Buaaaaaa!!! Mamitaaaa... papiiiii... buaaaaa!!! No quiero más pinchazos-

-Haberlo pensado antes... ratón malo- Le dijo Samanta.

Rafaelito hizo un puchero y lloró amargamente hasta que el cansancio lo venció y se quedó dormidito. La niña se hizo chiquita y abrazó a Rafael -Pueden hablar con el médico para que le de pastillas?!- Les pidió a los padres de Rafa.

-Claro que sí. Esperemos que haya un sustitutivo... por el bien de esa colita-

-Me puedo quedar con Rafa?-

-No, cariño... ya es muy tarde y tus padres...- Pero Helena se vio interrumpida por la voz de la jovencita.

-Alberto está en las Islas Vírgenes, con su enfermera de turno y mamá está en casino, con el dinero que él manda-

Tanto Ricardo como Helena se miraron con algo de pesar y luego dirigieron la vista a la chica. Helena por primera vez sintió algo de penita por la niña. Después de todo, era tan joven.

-Solo por hoy...- Dijo Ricardo... a fin de cuentas, ellos no dormirían cuidando a los niños.

-Gracias!!- Respondió Samanta, dejando a su ratoncito para dale un abrazo a Helena y Ricardo.

-Perdón- se disculpó por haber abrazado a Helena. Sabia que esa mujer al odiaba.

-No hay por qué Sami! Ya cenaste?

-Sí- Mintió la chica; no quería molestar ni que pensaran peor de ella, como que iba a su casa a puro comer.

Helena no supo por qué, pero insistió en su ofrecimiento-Creo que un sandwich y un vaso de leche estaría bien, no te parece?- A la niña le brillaron los ojos por un segundo, luego volvieron a opacarse -No, gracias!... No quiero molestar-

-No es molestia, niña. No tardo nada- dijo, saliendo de la habitación rumbo a la cocina.

Sami sonrió abiertamente, luego miró a Ricardo -...es hermoso verdad- dijo acariciándole el cabello a su novio.

-Mucho... Gracias por quererlo, Samanta- Ricardo le dio un beso en la frente que le supo tan paternal, que la jovencita se sintió conmovida y se le cayó una lagrima... eso la descolocó -Me tengo que ir- dijo lista para salir corriendo

-Hey!! Qué... qué pasa?! Qué hice?!- Ricardo la sostuvo de la mano.

-Por qué mi papá no quiso llevarme con él?!- Gimoteó la niña, aferrándose a Ricardo -Tan mala soy para que no puedan quererme?-
-Oh, no! No, mi niña... no sé cómo es tu padre, pero tú no eres mala-

-Sí lo soy, Helena me odia... todos lo hacen... el único que ve algo bueno en mi es Rafael-

-Basta. No quiero que te lastimes de esa forma. Helena no te odia... yo tampoco, es más, hasta me caes bien... por eso no quiero vuelvas a hablar así de ti nunca más, estamos?!-

-Eres un buen padre- Dijo Samanta secándose las lagrimas... pensando si Ricardo la conociera como lo hacía Helena no pensaría lo mismo.

Ricardo le jaló la nariz como si Sami fuera una mocosa

-No pinchen más al nene... no le gusta-

-Lo sé... y no sólo a él... ufff mañana empieza el tratamiento de Martín. No sé cómo haré con él-

-Ni lo digas... pobre Martín-

-Sip. Mis bebés serán dos niños muy tristes mañana- Suspiró.

-Ni que lo digas... pero es una suerte que no hayan empezado las clases- Bueno, ella no pensaba ir a clases de todos modos... por el contrario, pretendía ir de vacaciones con Rafael a recorrer el mundo en el Yate de su padre.

En eso Helena ingresó con una bandeja, cargando un vaso con leche, una porción de torta -por las dudas, su nuera fuera igual de golosa que su angelito y un sándwich.

-Ammmm.... qué rico!! Muchas gracias- dijo comiéndose todo, la chica tenía mucha hambre

Helena le sonrió -Te traeré una camisola para descanses más cómoda-

-No se preocupe... siempre uso una polera de Rafa-

-Grrrrrr- Salió de la boca de la señora

Samanta no se había dado cuenta de la pequeña confesión que salió de su boca hasta que sintió el gruñido de su suegra… había estado tan cómoda -o sea... digo... no es así como sale en las películas?- Trató de arreglar la situación

-Supongo que sí... Creo que te sentirás más cómoda en la habitación de invitados... Ricardo, podrías llevar unas frazadas para Samanta?-

-Pero yo quiero cuidarlo- Se quejó Samanta... -si quiere me quedo con ropa y sentada en la puerta... no le haré nada a su hijo señora-

-A mi?!- Murmuró Rafín dormidito, estirando el brazo buscando a su reinita.

-Si, ratoncito- le dio la mano

-Helena, deja que se quede- Susurró Ricardo, apretándole la mano

-Mamita... deja que se quede... seré bueno-

-Está bien, mi bebé. Duerme, que Sami no irá a ningún lado- Le dijo, acariciándole el pelo

-Te quiero, mami... eres la mejor- Dijo abrazándose a Samanta y se durmió profundamente. No pasó mucho tiempo para que la chica lo siguiera en sueños y Ricardo sacó una frazada para arroparlos. 

-Vamos a ver a Martín- dijo Helena

-Vamos. Tengo un asunto pendiente que tratar con él... pero no quiero ser el malo de la película!!- Se quejó papá, haciendo un pucheritoigual de adorable que el que ponían sus nenes.

-Ricardo es tarde- Ella no quería que su nene sufriera, por nada.

-Esa es una buena escusa... no quiero tener que hacerlo llorar-

-Ni yo quiero que lo hagas- Fueron a ver a su hijo dormir profundamente... y recién ahí se permitieron dormir, sabían que el día siguiente sería uno muy complicado para la familia, y en especial para los niños, por lo que un poco de descanso era más que bienvenido. Luego de darse un beso, Ricardo y Helena se unieron al coro de ronquidos de los tres adolescentes que descansaban relativamente cómodos en aquella acogedora casa veraniega.

En la madrugada, Sami preparó el desayuno y se las arregló para llevar a Martín a la pieza de Rafa, para que comieran juntos, y a los suegros les dejó todo listo en la mesa.

-No quiero más o voy a reventar- Dijo Martín, dejando el vaso de leche medio lleno.

-Pero te comes la torta- Le dijo seria Samanta

-Poquitito- Contestó. Estaba mimoso y con sueño, apoyando el peso de su cuerpo sobre una nalga, ya que la otra estaba dolorida por el pinchazo de la vitamina.

-Está bien, un poquito! -Conciliaron- ...sabes quién me preguntó por ti?!- Dijo para distraerlo un rato.

-Quién?!- Preguntó con la mirada iluminada, rogando por que fuera quién él quería que fuera.

-Paula... tu compañera de puesto-

-De verdad, Sam?! Preguntó por mí?! Qué dijo?! Dime todo-

-Bueno, me preguntó por ti... ya sabes... cuando le conté que eras el hermano de mi ratoncito... y bueno, te mando muchos saludos... sabes que le gustas mucho, verdad?!-

-No... no lo sabía... es más, pensé que me odiaba-

-Por qué iba a odiarte?!... la pobre lleva años esperando que le digas hola-

-Pero si ni me mira- Se defendió

-Porque que tú no le das la hora... pero ¿qué hago? le doy tus saludos o qué?!

-Siiii, claro Sami, dile que... dile que yo también le mando saludos- Añadió, sonriente, nervioso, feliz, aterrado... ufff... una mezcla de maripositas en la panza.

-Bueno, pero para que estés sanito, te comerás toda la comida. Y tu también, ratoncito, que no has comido nada...

-Duele al tragar...- Lloriqueó. -Me das yogurt?!-

-Bueno- Dijo yendo por uno... la pobre supo enseguida que no podría salvar la nalguita de su novio

-Rafa, estás así por la caída?!- Pregunto Martín

-nu... hermanito, me quieren pinchar-

-Por qué?!! Si ya lo hicieron ayer!-

-Porque dicen que tengo amigdalitis- Le dijo con un pucherito

-Oh, hermanito!! Qué mala suerte! Ya lo confirmó Gerardo?!

-No... la Sami; ella sabe, su papá era médico-

-Síiii, pero eso no significa que ella lo sea-

-Síp, pero los papás van a llamar a Gerardo y me va mandar inyecciones y... buaaaaa... yo no quiero que me pinchen más... anoche la mamá me pinchó para bajarme la fiebreeeeeeee-

Martín abrazó a su hermanito -No te preocupes, Rafa, yo te cuido-

-Cómo, hermanito?!... Vamos a huir?!- Le miró esperanzado.


-Uhmmm, tú apenas puedes moverte.... por... por mi culpa! Pero tal vez pueda sacar el auto de papá-

-Ok... pero te puedes meter en un buen lío- dijo dudando Rafa.

-No importa eso... sólo que debemos pensar en dónde nos esconderemos-

-...en la casa de tu mamá... esa que no conoce papá-

-Claro!! Qué tonto soy! Perooo... y si te pones mal?!-

Ambos muchachos parecían haber olvidado la similar charla que habían tenido un día antes y que terminó como terminó... los dos mocosos llorando sobre sus pancitas... 

-No importa, no quiero que me pinchen, no importa si muero en el intento de lograr la libertad de mi trasero-

-No vuelvas a decir eso, idiota!!- Le dio un golpe en el brazo.

-Auuuu hermano- Se quejó

-Eres mi hermanito, Rafa. Yo me muero si te pasa algo. No digas esas cosas ni en broma-

-Yaaa... no lo decía en serio... esperemos a Samy y nos vamos-

-Prepararé algo de ropa para nosotros... dónde están tus pastillas?!-

-los papas las tienen-

-Uhmm, bueno. Voy por ellas... Deséame suerte!- Dijo Martincito, 
 caminando hacia la puerta.

-Suerte, hermanito-

Martin abrió la puerta de la habitación de sus padres, cruzando los dedos por que aun estuviesen durmiendo... y así pareció hasta que...

-Martincito, tesoro ven a la cama- Dijo Ricardo, abriéndole las frazadas

Ups! Pensó Martín -Hola Papito... no quería despertarte-

-Ven a la cama, chiquito. Estás descalzo y te puedes resfriar... voy a preparar el desayuno-

-Nooo, a-aún es temprano! Mejor duermes un ratito más. Yoo.. eh... venía a buscar una pastilla para el dolor de cabeza-

-A la cama, gordito. Ya va a venir Gerardo a revisar a tu hermanito y...- Dijo Ricardo mirando la hora.

Al escuchar esto último, Martincito se asustó y decidió actuar de la manera más tonta: tomó una tableta de pastillas que vio en la mesita de luz de su padre y salió corriendo, poniendo llave a la habitación.

Ricardo no entendió la reacción de su hijo, ni mucho menos sus acciones, pero algo le dijo que debía impedir lo que sea que estuviera pasando y corrió a abrir la puerta con la llave de repuesto, ya que no era costumbre cerrar con llave esa alcoba -Martín, ven aquí- Gruñó sorprendiendo a sus dos hijos listos para escapar

-Apúrate, Rafa- Dijo el niño, muy nervioso, ayudando a su hermano menor a moverse.

Rafael apenas podía caminar... y sorprendentemente, Samy estaba cerrándoles el paso... -Rafael, a tu habitación ahora- le ordeno Samanta enojada.

-Qué haces amor?!!!- Gimió Rafita

-Te salvo de una buena zurra... que tu papá se está sacando el cinturón- Le dijo para meterle miedo.

-Mentiiiira si tiene pijama! Eres mala... tú quieres que me pinchen- 

-Rafa, si te tienen que pinchar lo puedo hacer yo- Dijo robándole un beso... así de segura estaba la chica que ni una agujita atravesaría la colita de su amado.

-Yo sólo quiero que tú me mimes... no que me hagas llorar con eso-

-Bueno, mi niñito... pero para eso debes volver a la camita- Dijo tomándolo de la mano y guiándolo a su habitación

En tanto, Ricardo ya tenía a Martín arrastrándolo de un brazo a su habitación.

-Papito... no, papito...-

-Qué pensabas, Martín, eh?! En qué demonios estabas pensando?!- Le regañó haciéndolo sentar en la cama.

-Ayyy... papito, ....Rafa no quiere que lo pinchen más... está herido por mi culpa, papá- Lloró en los brazos de su padre.

-No, hijo. No es por tu culpa. Tu hermanito se enfermó de la garganta, cariño... no es tu culpa- Le reafirmó, besándole los ojitos

-Pero yo lo empujé, papito... buaaaaaaaaaa... soy el peor hermano del mundooooooo... snif snif-

-No, bebé. No es así. Vamos, cariño, cálmate. Estás temblando- Temía que empezara a vomitar de los nervios.

-Pero papi buaaaa es mi culpa... lo lastimé mucho... y si se rompió el coxis?-

-No Tingo, no. Sólo es el golpe. No se quebró. Rafa estará mejor con reposo-

-De veras papito-

-De veras, mi mocoso bonito- Un beso en la naricita roja.

-Samy nos hizo el desayuno- Dijo Martín para desviar el tema

-De veras?! Qué lindo de su parte... tú ya comiste?!-

-Sí... sólo me falta el yogurt-

-Okey, creo que eso lo comerás de pie- Le dijo, acomodándolo boca abajo

-Noooooo... papito, no es necesario!!-

-Yo creo que sí, hijo. Dónde pensabas ir, eh?!-

-a... ni una parte- Mintió Tingo.

-Pensabas escaparte de casa, Martin. Tu hermano tiene una infección en la garganta PLASS PLASS PLASS PLASSS.

-Aaauch, papito dueleee-

PLASS PLASS PLASSS... -Sabes lo peligroso que sería si le sube la fiebre por la infección?!- PLASS PLASS

-Ayyy... No lo sabía, papito!! Lo siento... lo siento mucho-

-NUNCA PLASSS MÁS PLASSS, HIJO PLASS PLASS!!-

-Buaaaa!!! Nuncaaaa... lo siento papá, buaaa... nunca más pondré en peligro a mi hermanito.

Ricardo lo dio vuelta para sentarlo en su regazo

-Perdón papi-

-Shhh, mi rey. Papá no está enojado contigo... shhh!! Shhh!! no llores-

-No castigues a Rafa... le duele mucho-

-Está bien, gordito. No te preocupes-

-No quiere que le pinchen- Le dijo con un puchero

-Debemos esperar a Gerardo, tesoro. En un rato vendrá a ponerte la inyección y a verlo a él-

Los ojitos claros del angelito rubio, sentado en el regazo de papá, se abrieron grandes e impactados- A mí?!... Pero me pegaste...- se quejó

-Eso no tiene nada que ver, tesorito... tú te portaste mal, por eso te ganaste esas palmadas-

-Pero me pincharán, no deberías pegarme-

-Pero si casi te escapas y tú y tu hermano están enfermitos!! Qué querías que hiciera?! Que te diera un premio?! - Dijo con ironía Ricardo, resistiendo las ganas de darlo vuelta y seguir con los aplausos en la colita traviesa aquella.

-Eres malo... como te ríes de mi... es más, le diré a Gerardo que estás tosiendo mucho... y que estás enfermo como Rafita, a ver si te gusta-

-Qué?!! Ja! Ni se te ocurra, mocosito deslenguado!!- Respondió papá, moviendo su mano en señal de azotitos.

-Estoy perdonado?!- le sonrió pícaramente.

-Perdonado!- Dijo Ricardo y le plantó un beso en el cachete.

-Eres el mejor papito- Dijo Martin entrando a la pieza de su hermano de la mano de Ricardo.

-Descansen un ratito más, mis bebés! Voy a buscar a mamá para que empecemos a preparar el desayuno-

-Sami ya lo hizo... sólo deben ir a comer- dijo Rafa orgulloso de su novia.

-En serio? Eso es maravilloso!-  Ricardo dejó a Martín en su cama y le dio un beso en la frente, y lo mismo hizo con su otro retoñito. 

Al poco rato Helena entró a la habitación de Rafita -Cómo durmieron mis amores?!-

-Mamiiiiiiii.... bien! Samy nos cuidó muy bien, mamita!- Respondió Rafín, estirando los bracitos para que su madre le diera su abrazo de buenos días.

-Qué bueno, mis tesoritos, Gracias Samanta...-

Sami los miraba desde la puerta con una expresión nostálgica en sus ojos. Vestía una camiseta larga de Rafa, los pies descalzos y los ojitos brillando con... lágrimas?! -No las dé! Lo hice con gusto, suegrita-

-Lo sé, pero igual muchas gracias...- sonrió Helena.

Los padres dejaron a sus hijos con Sami y bajaron a desayunar

-Cocina rico- dijo Ricardo

-Jajaja.. ay Ricardo, si eres un tragón- Le contestó Helenita, limpiándole la boca con la servilleta. 

En eso Gerardo toca la puerta

-Yo voy- Se ofreció Ricardo, que caminó rápido a abrirle la puerta.

-Buenos días- Sonrió su amigo de años -como están los chicos-

-Buen día, Gerardo. Pasa. Están bien! Aunque Rafa tuvo fiebre en la noche... pero se la bajamos con un inyectable-

-Voy a revisarlos- Dijo yendo a ver a sus pacientes favoritos.

-Hola Gerardo. Cómo está- Saludó Sami, sonriente. Conocía  a Gerardo desde hacía años.

-Señorita, como que le falta pantalones...- Para Gerardo era una niñita.

-Los pantalones están sobrevalorados- sonrió descarada, tomándole de la mano para llevarlo hasta la cama de su ratoncito.


9 comentarios:

  1. Caramba Sammy es de armas tomar.... jajaja me reí muchisiiiimo... de imaginar la cara de los padres al ver a la niña en traje de enfermera JOoooo....jajajjaa

    Les quedo mas que genial.... con ansias esperé el próximo capi... ;)

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  2. sammy es una loquilla jajajjajaj... rafa y martín lo siento por ellos fue un escape frustrado.... pobre de rafa creo tiene luxación en el coxis y eso cuesta que san que dolor, cualquier esfuerzo vuelve... lo se x experiencia

    les quedo genial :)

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  3. Hay no, el maldito de Gerardo... pueden cambiar de medico los niños? porque yo puedo atenderlos a domicilio y gratis, asi se ahorran los honorarios sus padres y mis dos adorados el pinchazo
    QUE SEPAN NIÑOS QUE HAY VITAMINAS EN JARABITO SABOR A PIñA MANZANA, NARANJA CHERRY, TUTY FRUTI, BANANA Y FRESA...........
    QUE NO LES ENGAÑEN, LOS ESTAN TIMANDO, HAY VITAMINAS SIN DOLOR...

    Fuera de Broma, me quede con el ansia de saber si me los van a pinchar o a ultima hroa se apiadan de esos traseritos aunque claro Amigdalitis no creo, pero el otro si, por fa no mas pinchazos, estoy en contra, eso lo unico que hace es que a los medicos nos vean como sadicos.... y nos odien, y nos repudien y nos pongan malas caras y griten hasta ensordecernos estoy en contra de esos medicos pichones ahhahahah

    un beso, espero pronto la continuacion

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  4. Pues no sé si Sami me cae bien o no, la verdad. Estoy en duda xD Pero sí me da pena por la relación con sus padres :(

    yo les entiendo perfectamente, quién no quiere escapar de los pinchazos? xD

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  5. si que les cambien el doctor ese solo punza, seguro tiene complejo de acupunturista o algo así .... pa la próxima que me avisen y yo les ayudo a esconderse ;)

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  6. Waaoo que tremenda a Sammi, se ah de ver visto resexi!!!
    pobres chiquillos, ya no mas inyecciones para ellos porfis!!!!
    son unas muy buenas escritoras chicas, genial!!!
    continuen pronto!!!! Porfis!!!!

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  7. La chiquita Sami como que se lleva los honores de este capi, pero en mi opinión, sólo anda buscando un papá y una mamá que les ponga los puntos en las íes o en su colita, unas nalgadas no le vendrían mal, porque en esencia está pidiendo amor,
    Los nenes un amor de tiernos pero con la salud no se juega peques ehh???
    Chicas espero actualización pronto!!!!
    Grace

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  8. Sammi es una chica especial... ha sufrido mucho pero ella a tomado las decisiones en su vida y le gusta como es...

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