martes, 30 de septiembre de 2014

Peleas en al Mansión Queen capitulo 2



Hola! Tardé AÑOS en actualizar esta historia :(   Pero bueno, aquí está :D
Ojala les guste y por favor dejen comentario que así me inspiro mucho más ;)
-¡Mamá, Thea, ya llegamos!- anunció Oliver, con la mano derecha en el hombro de Roy y ya algo menos fastidiado que en la mañana cuando salió a la oficina.  
-¡También vine yo!- se unió Tommy al griterío.
Esa tarde, después de rescatar a Tommy de la furia de varias trabajadoras, aún tuvo que quedarse trabajando un par de horas más. Al menos su amigo se había quedado el resto de la tarde y Roy pudo entretenerse un poco con él.
-Muchachos, los estábamos esperando para cenar- apareció Moira, bajando las escaleras con el porte que la caracterizaba. Su educada sonrisa cayó en una mueca resignada al reparar en la presencia de su “nieto”- Roy… asumí que estabas en tu habitación-
Por mucho que se esforzó, no le fue posible esconder completamente la molestia que le provocaba verlo.
-¿En mi habitación desde en la mañana?- replicó el adolescente, dirigiéndole una mueca que dejaba muy en claro que ella tampoco era su persona favorita en el mundo y también como diciendo “no seas tonta”.  
-Sí, desde en la mañana- repuso, devolviéndole el gesto- mocoso majadero- musitó al final.
Oliver acercó a Roy con el brazo derecho, rodeándole el hombro y parte del pecho para separarlo un poco de Moira. El crío no estaba del mejor humor después de un día entero en Industrias Queen y Oliver no quería arriesgarse a un nuevo conflicto familiar.
Roy puso ambas manos en el brazo de su padre y se recargó contra su él, aunque sin dejar de ver a Moira en parte con cierto desafío y además con algo de satisfacción. Aparte levantó la mirada con una falsa expresión de nunca haber roto ni un plato, como diciendo “¿Ves cómo aquí nadie me quiere? Es tan injusto…”
Oliver volteó a ver al preadolescente y, al encontrarse con ese rostro tan desolado, se sintió aún peor por haber sido tan duro con su hijo el día anterior y lo atrajo más cariñosamente hacia él.  
-Mamá, por favor. Roy está algo cansado, el pobre me acompañó todo el día en la oficina- 
En lo que para otros hubiesen pasado como un par de ojos inocentes, Moira pudo distinguir muy claramente burla, como echándole en cara que su queridísimo hijo estaba protegiéndolo a él de ella y no al revés. 
Para colmo de la millonaria, Oliver llevó su mano izquierda a la cabeza de Roy, comenzando a acariciarle el cabello.

-Te agradecería que te comportaras como la mujer madura y educada que eres en lugar de pelear con mi hijo de 13 años, mamá- prosiguió atentamente Oliver, siendo lo más respetuoso que pudo con su madre, ya que a ella también la quería demasiado.    
-Oh, pero claro- sonrió Moira con falsedad- Yo sólo trataba de que nos entendiéramos mejor- se excusó, extendiendo una mano para pellizcar la mejilla de Roy pero éste se movió. Se conocían desde como 2 semanas antes de que Roy cumpliera los ocho años, pero aún así no se llevaban nada bien.
-¿Y si ya pasamos a cenar?- sugirió Oliver.
-¡Seguro!- lo apoyó Tommy inmediatamente, echando a andar hacia el comedor- ¿Qué vamos a comer?-
Una encantadora sonrisa se apoderó del rostro de la mujer.
-No lo sé, será una sorpresa para todos-
-¿Cómo que una sorpresa?-
-Thea le dio la tarde libre al servicio de la cocina y dijo que ella se haría cargo de la cena. También invitó a Raisa- les explicó Moira- ¿Saben? Creo que está tratando de disculparse por su comportamiento de ayer-
-Al menos- soltó Roy, obteniendo a cambio una mirada bastante fea por parte de su “abuela”.
En ese momento se escuchó el timbre de la entrada, resonando por toda la Mansión y no mucho después Thea bajó corriendo las escaleras.
-Es para mí- les indicó sonriendo mientras abría la puerta.
Afuera, justo en la entrada de la Mansión se encontraba un muchacho de unos veintitantos años, quien vestía el uniforme de una franquicia de pizzas. Junto a él se encontraba Raisa, el ama de llaves que había tenido la desdicha de presenciar “el desacuerdo” entre Thea y Roy la tarde previa. Desde donde estaban se podía apreciar claramente como el pobre muchacho participaba en una discusión con la mujer… bueno, bueno, como la mujer le daba lo que parecía ser el regaño de su vida, mientras que éste muy apenas y tenía la oportunidad de hablar para defenderse. 
-¡Raisa, llegaste!- exclamó Thea, más que contenta.
-¿Y cuándo te he fallado a ti, niña?- respondió ella, con su acento ruso y todo.
Tea le sonrió pero después reparó en el chico de las pizzas y su expresión frustrada.
-¿Está todo bien?-
-Yo…- comenzó el joven, tan sólo para ser interrumpido por la mujer a lado suyo.
-¡Usted cállese!- le gritó, con un ademán muy terminante- Ese niñato no entiende que en esta casa no se consumen tales porquerías- le comunicó a la adolescente, quien observaba divertida la escena.
-Está bien, Raisa, yo lo llamé-
-¡¿Qué?!-
-Sí, verás, quería encargarme de la cena- le explicó- Me sentí mal contigo por haberte asustado ayer, así que por favor pasa-
-Pero…- comenzó, incrédula en lo que Thea la hacía entrar a la Mansión, llevándola del brazo.
-Eh… ¿cinco pizzas familiares para Thea Queen?- volvió a hablar el muchacho, aún algo inseguro.
-Soy yo- respondió ella, tomando las cajas de los brazos del joven.
-¿Pero qué le pasa a esta niña?- musitó Raisa, espantada de que Thea los planease alimentar con lo que para ella era veneno puro horneado.   
-Tiene aire en el cerebro- le contestó Roy, observando con indignación como la chica pretendía que unas cuantas pizzas arreglasen todo cuando en cambio él se había llevado unos buenos cintarazos.
Thea rodó los ojos.
-No pretendo que tú comprendas mi necesidad de disculparme con ella, eso es de gente educada-
-Yo me disculpé ayer con Raisa- se defendió Roy, haciéndole gestos- Y para eso no necesité envenenarla con comida tan grasosa, poco saludable y preparada en quien sabe qué sucia cocina- comentó tan sólo para desacreditarla porque bien que él sí comía piza.
El rostro de Raisa se contrajo con desagrado ante todo lo que Roy había dicho. ¿Enserio Thea quería que ingirieran todo eso? La mujer tanto que batallaba para que comieran sano.  
.
Raisa trató de cortar la grasosa y solitaria rebanada de pizza que yacía en su plato pero el mugroso queso no dejaba que el cuchillo lo separase, ¡Agh! Pero que estrés…
Oliver tampoco estaba pasando un muy buen rato con su “cena”. Esa comida tenía millones de calorías y otras cosas que no debería ingerir si pretendía entrenar bien pero tampoco quería ofender a su hermana menor.
Moira, por su parte, no estaba que se moría de emoción por llevarse a la boca esa comida preparada en quien sabe qué insalubres condiciones pero hacía como que sí para que Thea estuviera contenta. 
Tommy y Roy eran los únicos que comían con gusto y aquello no pasó desapercibido por la adolescente.
-¿Qué sucede, Thea?- fue Moira quien rompió el incómodo silencio- ¿Por qué tan callada?-
Thea volteó a verla y notó que su madre había aprovechado su intento de conversación para hacer a un lado su rebanada de pizza.
-Estoy pensando- fue su única respuesta.
-Con razón siempre hablas- comentó Roy como si nada.
Oliver rodó los ojos pero no habló. Ya estaba cansado de tanto pleito entre los dos muchachos, aunque bueno, si tenía suerte todo quedaría en un simple y breve intercambio de insultos no tan ofensivos. 
-Cállate, ¿no?- contestó Thea, dirigiéndole una mirada fulminante antes de bajar la mirada hacia su pizza con una expresión de aborrecimiento- Vago mugroso…-
-Thea- Oliver volteó a verla seriamente. 
-Mira, Barbie…- 
-Roy- le advirtió Oliver- Acuérdate de en qué quedamos-
Roy le dirigió a Oliver una mirada de muerte por el rabillo del ojo pero después de sopesar sus opciones decidió que su padre tenía razón: había mucho que perder y casi nada que ganar. 
-Como sea- murmuró no muy conforme.   
Tommy pudo notar la tensión comenzando a llenar el lugar, así que intentó desviar un poco la “plática”.
-Pero ya enserio, Thea, ¿qué sucede? No te ves muy contenta-
Thea levantó la mirada con una expresión de desánimo hacia quien consideraba otro hermano mayor.  
-Es que hice esto para que Raisa y Oliver se contentaran conmigo por lo de ayer pero a ninguno de los 2 le agradó la sorpresa-    
Oliver apenas iba a abrir la boca para mentirle y decirle que sí le había gustado la “cena” pero fue entonces cuando notó los ojos vidriosos de su hermana. 
-Thea, claro que nos… encantó que.. hicieras esto- mintió, un tanto nervioso por las lágrimas que amenazaban con desbordar de la mirada de su hermanita.
Pero resultó peor, ya que esa mentira tan poco convincente no hizo más que ponerla aún más triste. 
-No es cierto, fue un intento bastante malo, ¿no?- apoyó la barbilla en ambas manos, con los codos sobre la mesa.  
-De hecho- confirmó Roy.       
Moira dejó su “cena” en la mesa y lo fulminó con la mirada.  
-Oliver, ¿y si callas a tu mocoso?-
-Mamá, por favor no le hables de ese modo a Roy- la cortó antes de voltear a ver a su hijo y hablarle un poco más tranquilo- Y Roy, por favor no seas así con Thea- le pidió, señalándola levemente con la mirada.   
Roy captó la señal y le echó un breve vistazo a la joven. No pudo evitar sentirse un poco- tan sólo un poco- mal por ella. Bueno, la verdad no era como si el fracaso de la “cena de disculpa” hubiera sido del todo culpa de Thea, después de todo, ¿a quién no le gustaba la pizza? Sólo a Raisa y a Oliver…   
Exhaló pesadamente. No podía creer lo que estaba a punto de hacer.
-Ya, no llores- le dijo en el tono más confortante que pudo lograr, considerando que le hablaba a Thea- Pudiste haber hecho miles de cosas inútiles para “disculparte”, al menos esto fue productivo. Se come y además sabe bien-           
Thea volteó a verlo un tanto sorprendida. En realidad no estaba segura de si eso era o cumplido o insulto.
Roy rodó los ojos al notarle la expresión de desconfianza. Se estaba exasperando, ¿pues qué quería ella? ¿Qué le rogara por creerle?  
-Es enserio. Míralo así, por más cara de asco que pongan, con unas rebanadas que se lleven a la boca ya cuenta como cena. De que fue útil, fue útil-
Para sorpresa de todos, el fantasma de una sonrisa se asomó por la comisura de los labios de la joven.
-Gracias, lo tomaré como un cumplido viniendo de ti- aceptó antes de voltear a ver al ama de llaves- Raisa, ¿a ti te gustó?-
Claro que no le había gustado y ponía todo su esfuerzo en tragar cada mordida que le daba a su cena, pero Raisa nunca sería tan cruel como para romper la esperanza de cualquiera de sus niños, ni siquiera en Oliver o Tommy- quienes ya eran mayores de edad, sí, pero seguía viéndolos como los pequeños que había cuidado hace tanto tiempo y que casi la habían vuelto loca con sus andadas-. Forzó una sonrisa que salió mil veces más sincera que cualquiera de Oliver o Moira.
-Claro que sí, niña- contestó gentilmente, logrando que una gran sonrisa se extendiera en el rostro de la adolescente.  
-¿Ollie?- pidió ahora la opinión de su hermano.
-Fue una muy buena idea- le apoyó, utilizando la sonrisa falsa que ponía ante los medios.
-Pero entonces come otra, que llevas apenas una- propuso Roy bastante entusiasta, plenamente consciente de que Oliver estaba fingiendo descaradamente y que odiaba comer comida chatarra porque no era bueno para su entrenamiento, según decía.
Oliver volteó a su izquierda para dirigirle a Roy con una mirada de advertencia lo suficientemente camufleajeada para que sólo su hijo pudiese reconocerla, pero el joven lo ignoró.
-Es más, yo te la paso- se ofreció “amablemente”.
Antes de que Oliver pudiera decir “No gracias. Creo que primero me acabaré esta y después veré”, Roy ya había tomado la rebanada más grande y grasosa de la caja.              
-Hijo, no es necesario. Yo…- comenzó a excusarse pero fue demasiado tarde; en menos de un parpadear la gigantesca y grasosa rebanada ya yacía amenazante en su plato. Eugh… quemar todas esas calorías le llevaría horas.  
-De nada- sonrió Roy satisfecho y sólo Oliver pudo distinguir la malicia oculta en las comisuras de esa sonrisa. Hasta Moira había tenido que considerar la acción del crío como un acto servicial.   
El resto de la cena transcurrió bastante bien, excepto para Raisa y Oliver, quienes con mucho esfuerzo y sacrificio pudieron comerse máximo 2 rebanadas cada quien.   
Al concluir todo, Oliver llevó a Raisa a su casa y después ayudó a Thea a recoger. No le complacía en lo absoluto la idea de ingerir comida chatarra pero, si eso había servido para que su hermana y Roy intercambiasen un par de palabras sin llegar a pelear, pues no podía quejarse, ¿o sí? 


4 comentarios:

  1. NInja del blog jjjjj KONOHAFLAMENINJA ( mejor Ninja a secas) jjjjj

    adore este cap,por favor apurate con su continuacion bueno?, siempre me dejas con ganas de mas

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  2. Ahhh no nos hagas esperar tanto.... para el próximo capiiiii

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  3. Esta fue de las primeras historias que lei, y pues me alegra que tenga continuación...
    Te quedo muy bueno el capi!! porfa que no tarde mucho el siguiente!!!

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