lunes, 15 de diciembre de 2014

Capitulo 14



Mientras tanto en la cocina…
-         ¿Qué tal tu primer día? (preguntó David mientras le ponía un zumo a su hermano. Bruno ni le contestó solo abrió uno de los armarios de la alacena y sacó el pan de molde para preparase unos sándwiches).
-         ¿BTL? (le preguntó a su hermano para saber si le preparaba uno a él también)
-         Me apetece más uno de chorizo y brie (David abrió la nevera y sacó todo lo que iban a necesitar para hacerse sus bocadillos) aun no me has contestado ¿Qué tal te ha ido en tu primer día en ese campo de concentración? (intentando hacerse el gracioso).
-         ¿Y Tara?
-         No lo sé, debe de estar con el novio ese suyo (David al ver tanta evasiva empezó a preocuparse) ¿Me lo vas a decir o voy a tener que sacarte la información bajo tortura?
-         David, olvídame, el rollito ese masoquista  tuyo, a mí no me va. Pero digámoslo así, si lo que te mola es el dolor, es a ti a quien tenían que habían de haber mandado a esa puta cárcel.
-         Ssssssssssssssshhhh (David miró como psicótico hacía la puerta de la cocina) ¿Tú estás loco? Después de lo que le ha hecho el bebé a la tía hoy, vas y tú soltando esas palabrotas?
-         ¿Qué ha hecho ahora el bebé? ¿Ha dicho caca en vez de popó? (dijo Bruno de muy mal humor y colocó de forma ruda la lechuga en el sándwich).
-         Bffff (resopló David) consultó a la tía delante del resto de los padres a la salida de la escuela (Bruno miró extrañado a David y David asintió con la cabeza, como para confirmar lo que acababa de decir).
-         Vaya (dijo Bruno pero dejando claro que importaba tres cominos acabó de preparar los bocadillos para él y su hermano) ¿Sabes si queda mouse de chocolate? (aprovechando que su hermano había vuelto a abrir la nevera para guardar de nuevo las cosas que no había usado).
-         Quedan 2.
-         Pues que sea una (y alargó la mano para que su hermano le diera una de las mouses. David sabía que había sido un mal día así que no le dijo que la tía no quería que comieran tantos dulces, y simplemente le alargó la mouse y se sacó el la otra).
-         ¿Y cómo es el Mauritania, tan mal como se veía en la web? (volvió a insistir).
-         Sí, mucho peor. Pienso largarme de aquí hoy mismo. Yo no vuelvo a allí ni loco.
-         No creo que eso dependa de ti, Bruno (dijo con tristeza).
-         Tío hay castigo corporal, y no por cosas graves como apalizar a alguien. Sino por chorradas, estaba escribiendo mensajes con los chicos (David le echó una mirada de pura incredulidad) si, vale, no debí hacerlo, pero no es como si hubiera matado a alguien. Y uno de esos nazis me pilló y me dio con la pala.
-         ¡Joder! (exclamó, pero David ya se había imaginado que algo así pasaría, solo que como decía Bruno, no pensaba que algo tan poco serio como usar el teléfono)
-         Esa boquita, David (le dijo con sorna Bruno), que no te oigan los tíos (devolviéndole así el moco que David le había soltado justo hacía unos minutos). Además tío, usan la vara, la varea, como la que tenía papá, tío. No tenía  ni idea que eso doliera tan…(pero Bruno no había acabado la frase que David lo agarró, lo levantó de golpe de la silla y de un movimiento rápido le bajo pantalones y calzoncillos para contemplar las inconfundibles marcas de la vara) ¡Pero qué haces, gilipollas! (y esta vez el grito se pudo escuchar hasta en Kuala Lumpur y se subió rápidamente los pantalones y empezó a darle puñetazos a su hermano. Necesitaba descargar toda la rabia y frustración por haber recibido tal zurra delante de toda la clase y David se lo había puesto en bandeja) No te gustan sentir dolor, gilipollas, pues toma, toma felicidad, maldito loco de mierda! (David no era Gandhi así que al verse atacado empezó a defenderse también y en cuestión de segundos ambos chicos estaban en el suelo revolcándose en plena pelea).
-         ¡BRUNO! ¡DAVID! ¡PARAD YA! (gritó Moisés que por alertado por el jaleo que estaban haciendo esos dos salió corriendo a ver que pasaba. Al ver que los chicos ni caso se puso en medio a intentar separarlos, recibiendo algún que otro golpe en el camino) ¡YA ESTÁ BIEN! Sois hermanos, esa no es forma de tratarse. Sois hermanos no quiero volver a veros liaros a golpes nunca más.
-         No, claro que no es mejor enviar a sicarios que hagan el trabajo sucio (dijo David con odio en la mirada).
-         David, ve a lavarte a la cara a ver si te calmas y ahora hablamos.
-         No, necesito calmarme, has enviado a mi hermano a un sitio lleno de degenerados, depravados y sádicos. Y no me refiero a los estudiantes, ¡Sino a los profesores! (David estaba fuera de sí, nunca había estado tan furioso en su vida)
-         David, cálmate (dijo sujetando al chico con un poco más fuerza porque estaba intentando atacarlo) ¿De qué demonios hablas?
-         ¿De que demonios hablo? No te hagas el inocente conmigo, me has engañado, si, pero ya se acabó, la máscara se ha caído, ya te hemos calado, eres peor que él (refiriéndose a su padre), eres un hijo de puta cabrón… (y ahí empezó una retahíla de insultos al vual más sangrante. Moisés ya no pudo más y le dio 4 palmadas a David, como si fuera un nene en plena pataleta. David se quedó petrificado al ser tratado de una forma tan infantil. Bruno también estaba petrificado, pero no por las cuatro nalgadas que su tío acababa de soltarle a su hermano, ni siquiera por todos los insultos que había soltado su hermano. Estaba en shock, porque jamás había visto a su hermano así, parecía un psicópata deseoso de sangre. Bruno veía a David como el “quiet man” de la familia, jamás se alteraba, siempre callado y pensativo).
-         David siéntate, Bruno tú también (ordenó Moisés como si fuera un sargento. Los chicos obedecieron pero David estaba aún en mode “ataque”.) Bruno (se dirigió a su sobrino menor, porque estaba claro que David estaba fuera de si) ¿Qué ha pasado aquí? ¿Por qué os estabais peleando? (pero Bruno no apartaba la mirada de su hermano seguía flipando pepinillos por la reacción de David) ¿Qué pasa? Ahora se os ha tragado la lengua el gato. ¿Qué pasa en esta casa que sino es para decir palabrotas no sabéis hablar? (Moisés estaba enfado porque nada iba como él esperaba).
-         Bruno ve a la habitación (dijo David sonando un poco más calmado, pero solo sonaba, realmente seguía igual de furioso).
-         El único que manda a la habitación soy yo (dijo Moisés) Bruno, ni te muevas (apuntando con el dedo) ¿Qué demonios está pasando aquí?.
-         Nos vamos. Cuando llegue Tara, agarramos nuestras cosas y nos vamos.
-         ¿pero a donde vais a ir? Esta es vuestra casa (dijo Ana María)
-         A un centro de acogida, allí es donde van los huérfanos, da igual donde, simplemente nos vamos. Bruno, ve y haz la bolsa (ordenó David sin apartar la mirada fulminante de su tío. Bruno no sabía qué hacer si obedecer a su tío o a su hermano).
-         Bruno, quieto ahí (ordenó Moisés, allí en medio de la cocina, se estaba dando un auténtico duelo de titanes).
-         Yo os dejo, ya tengo suficiente por hoy (dijo Ana María volviendo al salón para vigilar a Fran)
-         David estoy siendo muy paciente, no te imaginas hasta que punto lo estoy siendo, pero no soy el Santo Job, así que
-         Oh si pobre Moisés, pobre, pobre, Moisés (dijo con toneladas de sarcasmo).  Vete a la mierda, vete tú y tu puta familia, nosotros nos marchamos.
-         ¡David ya está bien! (rugió Moisés dando un manotazo sobre la mesa de la cocina)
-         Si ya está bien (gritó aun más fuerte y también dio un manotazo sobre la mesa y se levantó) Ya está bien. Eres igual que él, eres igual que él (dijo entre dientes y con lágrimas en los ojos). No, corrijo, tú eres peor, al menos él no mandaba a otros a molernos a palos (Bruno lo miraba sin entender nada, su hermano se había acabado devolver loco). No quieres ensuciarte las manos ¿es eso, no? Maldito cabrón ( y empezó a lanzar puñetazos contra su tío que no tuvo problemas para detenerlo, ay que David no veía ni donde lanzaba los golpes).
-         David, David para (dijo estrechándolo entre sus brazos para impedir que siguiera lanzando golpes sin ton ni son)
-         Noooo nooo (lloraba) mentiste, mentiste, eres igual que todos, eres igual que todos (lloraba sin consuelo).
-         Shhhhhhh (Moisés no entendía nada, no sabía a cuento de qué David le había dado ese ataque. Pero sí que sabía de qué hablaba cuando le dijo eso de que era igual que “él”) Shhhh David, shhhh ya, respira, respira shhhhh (intentaba calmarlo, le llevo un buen rato lograrlo pero al final David dejó de forcejear con él). Te voy a soltar, David. Me oyes. Ahora te soltaré, pero necesito que te vuelvas a sentar y hablemos con calma. Te juro que no sé de qué hablas (David agotado se sentó). David (dijo Moisés para que el chico empezara a hablar).
-         El sitio ese donde habési mandado a Bruno es un puto
-         Eeeeeeeeeeeeeeep sin palabrotas (le advirtió respirando hondo y contando hasta 10).
-         Ese sitio, lo has mandado a un sitio donde…donde (David había perdido toda la elocuencia) les has dado permiso para que lo muelan a palos.
-         ¿Qué? ¡No! Claro que no, sí que existe el castigo corporal, pero…
-         Pero, mierdas, pero, tiene el trasero lleno de marcas de varazos! Varazos1 como los de papá. Tú no, claro, tú jamás lo harás, pero si que dejas que los demás nos lo hagan, eso es lo mismo, eres un puto hipócrita, me mentiste, juraste que nunca más nadie nos maltratará (Bruno miraba la escena como si hubiera aterrizado en un planeta alienígena).
-         Bruno ven aquí (dijo Moisés haciéndole un gesto para que se acercara, una vez estuvo a mano, lo agarró del brazo y acabó de acercar al muchacho y cuando Bruno se dio cuenta de lo que iba a hacer su tío, se puso frenético)
-         Nooo, no, suéltame, suéltame
-         Shhhh (lo mandó a callar Moisés y tal como había hecho David examinó la retaguardia de Bruno. Efectivamente, habían 12 marcas indudables de varazos) ¿Qué ha pasado?
-         Usé el teléfono en clase (dijo Bruno sin atreverse a levantar la cabeza).
-         ¿No usaron la pala o la regla?
-         La pala si, pero después el profesor se volvió loco (para Bruno había pasado así) y me dijo que también me había ganado la vara (Bruno dijo tímidamente. Entonces Moisés sacó el sobre del bolsillo de detrás del pantalón y leyó atentamente. Efectivamente allí explicaba que Bruno se había llevado 12 varazos por faltarle al respeto a un profesor y 6 palazos por usar el teléfono durante las horas de clase). No lo sabía, lo juro (dijo intentando asumir lo que estaba oyendo y leyendo).
-         Claro (dijo David con cara de asco) lo enviaste al Mauritania por sus clases extras de tennis, no te jode. Tú mismo lo dijiste, dijiste que en el Mauritania lo iban a meter en verdad, que allí no se estaban para tonterías y que allí imponían la mano dura. Ahora no me vengas con esa carita de gilipollas y diciendo “no lo sabía”., eres un puto falso.
-         ¡YA ESTA BIEN, YA ME CANSÉ DE TANTA PALABROTA!. ¡David no lo sabía! No sabía que aplicaban la vara. Cuando tu tía fue a hablar le dijeron que jamás aplicaban más de 6 palazos al día, jamás (David y Bruno se miraron el uno al otro con una miradita de “por supuesto, la tía ¿quién sino?”) . Y que solo castigaban con reglazos o con la pala. Jamás con otra cosa, y jamás tan severo. Y esa es la verdad. Si crees que lo sabía y lo mandé igualmente es que sinceramente a estas alturas no me conoces. Pero está claro que en esta casa nadie conoce a nadie realmente (gritó rojo de rabia Moisés. Estaba furioso consigo mismo por no haber comprobado mejor esa escuela. Él no era de la zona y solo tenía las referencias que su esposa y un par de conocidos le habían dado). Voy a llamar a la escuela de inmediato, pero ya te digo que mañana no vas. Ya veremos que hacemos, pero aunque tu hermano piense lo contrario no te voy a volver a enviar a un sitio así.
-         ¿No he de ir mañana? (dijo casi saltando de alegría)
-         No (dijo secamente Moisés que no sabía cómo se había metido en todo eso).
-         Yeaaaaah, me quedo aquí en casa contigo, David (esta vez si que saltaba de felicidad, olvidando por completo el día de perros que había tenido). ¿Lo has oído? (dirigiéndose a su hermano loco de felicidad ya que pasar todo el día con su hermano mayor seguro que tenía que ser superchulo) estaremos juntos Así podré ayudar al tío a vigilarte para que no te cortes idiota (ya volvía a ser el Bruno de siempre).
-         Bruno (le riñó su tío).
-         Ya ya ya, nada de palabrotas, Lo sientoooo (dijo como si fuera un nene pequeño poniendo ojitos de cordero).
-         Voy a llamar a la escuela. Recoged esto (refiriéndose a  la escena del wrestling que habían protagonizado), esta noche hablaremos todos (dijo pasándose la mano por la cara, ya que ahora que creía que lo tenía todo encaminado, pasaba justo eso. Una cosa era escolarizar en casa un año entero a David y otra bien distinta tener a esos dos todo el día como el perro y el gato encerrados en casa. sobre  todo porque la idea de quedarse en casa era centrarse en la curación de David). ¡Ana María! (llamó a su esposa que aún estaba con Fran en el salón) podrías vigilar que esos dos no se maten, he de hablar con la escuela, por lo visto no fueron del todo sinceros con sus métodos disciplinarios.
-         ¿Qué ha pasado?
-         Se sobrepasaron, han usado la vara con …(Ana María  no le dejó acabar)
-         ¡El primer día y ya te has metido en días! Maldita sea Bruno, es que eres incapaz de comportarte ni 5 minutos.
-         Ana María ¿No me has escuchado? Usaron la vara (repitió un poco extrañado Moisés porque su esposa no se había ni inmutado).
-         Si te he oído, y algo bien gordo, como de costumbre, debe haber hecho para merecerse.
-         Ana María (dijo casi en un susurro) ¿Podemos hablar un momento en el despacho? (Moisés no quería creer que su esposa sabía perfectamente que en esa escuela aplicaba una disciplina que se podría tildar fácilmente de abuso. Además Ana María sabía perfectamente que el padre de los chicos había usado la vara con Tara y David durante toda la enfermedad de su hermana y que cuando llegaron a casa estaban llenos de marcas de las palizas. Los mayores siempre se echaron la culpa de todas las trastadas de Bruno y por eso Bruno jamás había recibido una paliza de aquellas de su padre, unos buenos azotes si, pero jamás había enfermado a causa de los golpes, cosa que sus hermanos por desgracias si. Cuando Moisés y Ana María se enteraron ya era demasiado tarde, ese cabrón se había suicidado, así que los chicos estaban a salvo. Por lo que no se volvió a sacar el tema jamás. Solo la noche en que los chicos llegaron a casa tras el entierro de su padre, y ahora más de un año después, no solo todo volvía  a salir a la luz, sino que su esposa sabía que en el Mauritania había algo más que mano dura y  aún así había insistido en llevar a bruno. Ahora entendía porque no quiso que David fuera, porque David hubiera levantado la liebre a la primera y confiaba que bruno pensara que estaban de acuerdo con ese tipo de brutalidad. En cuanto llegaron al despacho, cerró la puerta y la miró sin creer que la mujer que amaba era la misma que ahora estaba ahí delante suyo). ¿Tú lo sabías, verdad? (preguntó intentando sonar calmado, pero la pregunta era más bien retórica).
-         Nunca han recibido denuncias por abusos, Moisés. Son duros, pero el chico necesita mano dura (intentó explicarle a su marido).
-         Si, necesita mano dura, pero las marcas de su trasero no son mano dura, son malos tratos, Ana María. ¿Alguna vez te han dado con la vara? (Ana María negó) Claro que no, si te hubieran dado, sabrías que eso no es castigar, eso es maltratar. No puedo creer que sabiendo lo que han pasado esos chicos me convencieras a llevar a Bruno a un centro como ese
-         No te costó mucho que te convenciera. No me vengas con eso, yo no soy un crio. Tú al igual que yo sabes que ese niño está descontrolado, que acabará entre rejas. Es  carne de presidio, solo es cuestión de tiempo.
-         Es aún muy niño, solo tiene 13. Ahora recién empieza a crecer.
-         Y lo está haciendo a lo grande (dijo con sarcasmo) ¿De dónde crees que ha sacado tu hijo esa forma de tratarme?
-         Ana María, Bruno jamás te ha faltado al respeto. Ni Bruno ni ninguno de mis sobrinos. Tienen muchos defectos, pero jamás te han faltado al respeto. Eso querida (dijo entre dientes) Mal que nos pese, es cosecha propia de nuestro hijo. Así que no mezcles las cosas (Moisés se dejó caer sobre el viejo y raído sofá) te juro que ahora mismo no puedo ni mirarte a la cara. Voy a llamar a la escuela, sacaré de inmediato a Bruno, un día, solo un día, y ha sido más que suficiente para quebrar aún más a esta familia.
-         ¿y qué vas a hacer con él? ¿también le darás clases en casa a él? No puedes salvarlos a todos, Moisés.
-         No quiero salvar a todos, solo quiero salvar a mi familia.
-         ¡Fran y yo somos tu familia! (dijo al fin Ana María que llevaba más de un año con ese veneno dentro).

-         Fran si, tú….sinceramente ya no sé quién eres tú (Ana María abrió mucho los ojos, aquello le había dolido en lo más dentro de su ser, ella amaba a su marido con todo su corazón. Ana María no iba a darle el gustazo de verla llorar, así que muy digna y mostrándose muy ofendida, salió del despacho, dejando a su marido solo sumido en sus pensamientos).

6 comentarios:

  1. Me lo leí tres o cuatro veces... esto se esta poniendo cada vez mejor :D
    y si hay divorcio ofrezco mis servicios.

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  2. Ni que no tuviera hijos la muy maldita...... Lady yo pago tus honorarios.....jajaja

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  3. Carajo pobre hombre....pobre chicos.. quiero seguir leyendoooooo

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  4. La bruja es de lo peor!!!! espero que de una vez abra los ojos su marido así los chicos tendran la vida que todo niño debe tener.

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  5. LITTLEEEE
    Que bien!! espero que si encuentro más capis ya se esten divorciando!!!
    Te lo agradezco tanto!! Sufría con Bruno y David!!!
    Más que excelente este capi!!!

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