jueves, 30 de julio de 2015

Andrés Celebrando los 5 años



Andrés 
Mi nombre es Sandra tengo mmm varios años, tengo cinco hijos hermosos, Franco el mayor con 18 años, Maite de 17,  Jaime 15  1/2,  Andrés 14, Lucas 12. Mi esposo es una persona bastante ocupada, hace dos años no tenía tiempo ni para asistir  al cumpleaños de sus hijos, trabaja mucho… maneja su propio negocio, su padre es empresario pero no quiso trabajar con él, no porque tuviera problemas o por pleitos, sino porque él quería ser su propio dueño y no siempre le gusto seguir las ordenes de los demás, así es como el llego a donde está, aunque casi no veía a sus hijos y sus hijos llegaran a sentirse abandonados, por ello, yo les daba el cariño que en ocasiones no llegaban a tener,  en algunas ocasiones consintiéndoles lo más posible pero nunca les deje ser groseros. Franco y Andrés fueron  los  que más tuvieron  problemas y discusiones con su padre porque nunca asistió a ninguno de sus eventos, los demás casi siempre se quedaban calladitos, Maite era más de desquitarse con el dinero de su papá. Pero bueno,  de eso ya dos años atrás, hoy es diferente, pero  no cambio por voluntad propia sino por un pequeño  problema que tuvimos.
Dos años atrás cuando Andrés tenía 12 años y se le presento un problema, lo lleve al hospital y a los horas le dieron de alta, me dijeron que no tenía nada así que lo lleve a casa, ya más tarde se puso muy mal y lo lleve de vuelta al hospital a medio camino  él se convulsiono y yo no sabía qué hacer, mi hijo estuvo hospitalizado por días y yo sin saber que había pasado,  Octavio mi marido se enteró casi 24 horas después de que él niño estuviera hospitalizado, no estaba en el país y para cuando el llego Andrés ya había tenido bastantes complicaciones y su cerebro había tenía un gran daño.
Desde ese momento Andrés tuvo un nuevo comienzo, una segunda vida, a pesar de que los doctores dijeron que el quedaría en un estado inerte, el demostró que no haría caso a los médicos… a los meses él se movía, al año empezaba a quieres hablar,  al año y medio empezaba a caminar y decía muchas palabras,  palabras  que si bien no eren comprensibles se podían entender, en la actualidad… dos años después,  era como un niño de dos a tres  años que estaba  descubriendo todo a su paso, daba pasos torpes pero no lo limitaban a quedarse en un solo lado. Octavio  por poco perdía a un hijo y para él fue su señal  de que  bajara el trabajo y conviviera más con su familia.  Seguía en su trabajo pero estaba más tiempo en casa, trataba de llegas temprano. El tenía una constructora a su mando, había comprado varios terrenos en los que construyo condominios y casas que tenía en renta, para tener un sustento firme además de hacer construcciones para diferentes personas o empresarios.  
Octavio: no, no podemos tener un perro, lo siento mucho pequeño, pero no.
Andrés: perro.
Octavio: no
Andrés: perrito.
Octavio: no,  Te compro un juguete o un dulce mejor.
Andrés: perrito.
Franco: papá no seas así, déjanos tener un perro.
Octavio: que no, no perros, no gatos…
Sandra: no roedores.
Lucas: pues no podemos tener ningún animal.
Octavio: exactamente.
A Octavio nunca le gustaron los perros, yo y Jaime teníamos alergia a los gatos y Maite y yo compartíamos el odio a los roedores, teníamos una pecera muy grande llena de muchísimos peces pero los chicos querían un animal para poder jugar. Aunque Andrés debes en cuando jugado con los peces, los atrapaba con las manitas y los sacaba para  mostrárnoslos,  muchos se habían muerto por la falta de agua.
Andrés: perro, perrito mío.
Octavio: no pequeño, no.
Andrés: buuuuaaaa
Maite: aay pobrecito, papi un cachorrito que te cuesta, no seas malo.
Octavio: que no.
Maite: aaay que mal genio.
Octavio: que mal que?
Maite: nada… uuuyyy
Ninguno de los chicos pudo convencer a su padre por ese día. A la semana siguiente, Lucas se encontró a un cachorrito pensando que lo podríamos adoptar, pero este tenía dueño y cuando llegaron a recogerlo Andrés se puso a llorar y no dejo de hacerlo por buen rato, lo entretuvimos con algunas cosas pero estuvo dos días triste porque él no tenía un perrito. Octavio al ser el tercer día y el niño seguía con una carita muy triste y que apenas comía, nos llevó a un lugar para adoptar a una mascota.
Octavio: pero ustedes se van hacer responsables del animal, entendido.
Franco: si papá, no llores.
Octavio: óyeme mocoso este.
Franco: ya pues, no te enojes… uu ya pégame…
Octavio: pues te la estas ganando.
Franco: aaagg  aaayy
Los chicos recorrieron el lugar y encontraron a un cachorrito muy lindo, Andrés en cuanto lo vio dijo mío y no lo pudimos hacer que lo soltara, aunque Octavio no se lo dejo por mucho rato haciéndole  llorar, pero calmándolo diciéndole que el perrito primero se tenía que bañarse. Lo llevamos  a un veterinario para asegurarnos que estuviera sano, una vez que el perrito fue aseado, despulpado y vacunado lo llevamos a casa y fue difícil separarlo de Andrés.
Yo me quedaba todo el día al cuidado de Andrés mientras los demás estaba en la escuela, le estaba enseñando nuevas palabras, a dibujar, lo ponía hacer manualidades y esas cosas, así que lo tenía ocupado el mayor tiempo.
Andrés: agua mamá. Agua.
Sandra: quieres agua.
Andrés: agua. –Movía la cabeza negando el querer agua-
Sandra: entonces?
Andrés: agua –exigió, tomándome de la mano y guiándome al baño-
No fue necesario llegar para entender que había pasado, el piso estaba lleno de agua y cuando abrí la puerta salió aún más. Eso le había tomado menos de cinco minutos en hacerlo.
Sandra: que paso amor?
Andrés: se fue.
Cuando entre al baño con mucho cuidado vi como estaba el retrete lleno de papel y algunos jaboncitos.
Sandra: amor, sabes que tú no tienes que entrar en el baño a jugar, vámonos –le solté tres nalgadas-
Passs, passs, passs.
Andrés: ayyy, no, no, yo no.
Le dije a la señora que me ayudaba con la limpieza que cerrada las llaves del agua en lo que yo iba a llamar a un fontanero para que arreglara eso, me lleve a Andrés de la mano  y no le perdí de vista todo el día, él se puso a jugar con el perrito y yo a terminar todos los pendientes antes de que empezarán a llegar los chicos de la escuela.
Andrés:   Mai, mío.
Maite: no, puedo darte hasta que comas.
Andrés: mío
Maite: no, ni aunque me pongas esos ojitos, ¡no ve veas así!  ¡Mamá!  Le puedo dar un dulce?
Sandra: si tú lo vas hacer comerse todo, adelante?
Maite: lo  siento hermanito… ya que comas te doy uno, sí. 
Todos los chicos me ayudaban mucho con Andrés, lo cuidaban y jugaban con él, debes en cuando Franco o  Maite lo llevaban con ellos, Jaime a pesar de querer a su hermano no salía cuando Andrés lo hacía o si salíamos en familia él se alejaba, razón por la que tuvimos problemas con él, no queríamos que se sintiera avergonzado de tener a un hermano especial.
Franco: mamá voy a salir.
Sandra: y a quien le pediste permiso?
Franco: aaagggrr
Sandra: ¡mami me das permiso de salir! no te cuesta nada decirme eso.
Franco: maa,
Solo una miradita basto para que me dijera las cosas.
Franco: mami, me das permiso para salir?
Sandra: te quiero aquí antes de las 9.
Franco: ¡mami me prestas dinero para salir!
Sandra: ya te di el permiso.
Franco: vamos mamá… mami, precisa, por favor.
Sandra: toma, aprovecha y me tras unas cosas.
Franco: nooo.
Sandra: sino, no hay dinero.
Franco: está bien?
Me puse hacerle una lista de las cosas que necesitaba, Franco solía ser muy contestón pero de una forma juguetona, en ocasiones llegaba a ser irrespetuoso pero nunca a un punto realmente ofensivo. 
Andrés: Fra  voy.
Sandra: tu hermano viene en un ratito, no se tarda.
Andrés: mami, voy.
Franco: voy un rato con unos amigos, va estar Clara, no tengo problema en llevarlo.
Sandra: vas a estar con tus amigos o vas a cuidar a tu hermano.
Franco: puedo hacer las dos, ya lo he hecho.
Sandra: está bien, pero cuídalo.
Ya tarde llego Octavio, lo primero que hacía era preguntar por los chicos pero le faltaban dos, así que le llamo a Franco para saber cómo le iba con su hermano.
Franco: no exageres hombre ¡pues con quien crees que esta!  lo estoy cuidando.
Octavio: cuida tu boca Franco, no soy tu amigo, soy tu padre.
Franco: está bien, llego en un rato, bye.
Octavio: ese mocoso que se cree,  si lo tuviera aquí en frente grrrrr
Sandra: tranquilízate que hasta cambias de color.
Octavio: pues tu hijo y su educación.
Sandra: la educación se la tienen que dar sus padres, los dos, no solo uno.
Octavio: grrrrr
Sandra: uuuuyy –amaba hacerlo enojar, era muy divertido ver su cara y saber que yo tenía razón-
Franco: ya llegue…
Octavio: es tarde, tienen que cenar.
Franco: cenamos en casa de Clara (su novia)
Andrés: saladas…
Franco: ensalada.
Octavio: no comes ensalada  en tu casa, ¡pero en la casa de la novia sí!
Franco: ¡no puedo decirle que no!
Sandra: y porque a mi si me dices que no.
Franco: tú no eres mi novia, ve la cara de papá, cuando se come tu sopa de chicharos.
Sandra: aaaagg –dije ofendida-
Andrés: chichos, a mi gusta.
Sandra: mi bebe, solo a ti te gusta la comida de mamá.
PASSSSSS
Franco: aaaaayyyy que te pasa?
Octavio: aayy nada, ve tu forma de hablar.
Franco: mamá tu esposo me acaba de golpear.
Sandra: no te golpeo, te sono que es diferente y no es “esposo” es tu padre respétalo.
Octavio: Franco, te quedaste sin carro.
Franco: no papá.
Octavio: ahora si soy papá?
Franco: ggrrr…
Sandra: deja de renegar que tú te lo buscaste…  tu hermano se comí todo?
Franco: si, hasta me ayudo con mi parte.
Octavio: oye… no le puedes dar más de la cuenta.
Franco: cual más, si solo se comió la ensalada, los trocitos de carne me los comí yo.
Octavio: a tu… que fresco.
Franco: uno que sabe.
Octavio: aaa muchacho… usted a lavarse la boca y a dormir.
Andrés: no, no sueño.
Octavio: a dormir –lo cargo como costal de papas y lo subió a su cuarto-
No era muy tarde así que Octavio se puso a ver  un programa con Lucas y Andrés, una vez se terminó se fueron acostar. La casa era grande todos tenía su propio cuarto bastante amplio,  Andrés también tenía su cuarto, donde habíamos  instalado dos cámaras y  micrófonos por varios lados, algunos insertados en la cama, por lo que habíamos aprendido a dormir con un pequeño sonido de fondo, hacia un pequeño ronquidito,  con eso sabíamos que estaba dormido, pero a veces se despertaba y se ponía a jugar,  pedía agua o ir al baño, era cuando nos levantábamos, dormíamos con el televisor prendido para poderlo checar.
El cachorrito dormía en el patio, Octavio no lo quería dentro de la casa, pero debes en cuando los chicos lo median a sus cuartos.
….
Teníamos un mes con el perrito y cuando no estaba Octavio lo dejaba dentro de la casa, aunque ya lo había visto  dentro  y pegaba un grito de que no  quería a ese animal dentro de la  casa.
La noche había caído y como estaba lloviendo  y había muchos truenos  deje al perro en la sala, era de madrugada cuando el perro empezó a aullar muy desesperado, en la planta alta.
Octavio: ese perro, por esa razón debería estar afuera.
Sandra: ya, lo voy a dejar en la sala.
Octavio: no, voy yo.
Sandra: no, capas de que te lo comes vivo.
Los dos salimos del cuarto, yo para proteger al perrito y Octavio para sacarlo a la calle…
Estaba afuera de la puerta de Andrés rascando la puerta, tratando de entrar.
Octavio: a dormir… perro malo, shuu, ya despertaste a todos.
Maite se había asomado y las luces de los cuarto se prendieron,  el perro no dejaba de chillar, así que le abrí la puerta de Andrés, esperando también que estuviera despierto por tanto ruido, por lo general cuando el perro lloraba era el prime en levantarse… en cuanto la puerta se abrió el perro entro corriendo, llorando y subiéndose a la cama, lamiéndole.
Fue cuando al ver que no estaba despierto que corrimos a ver lo, se había puesto mal y lo llevamos al médico, dejamos a Franco y a Maite al pendiente en lo que nosotros salíamos aun con la lluvia, lo atendieron muy bien, una bacteria le había provocado aquel mal, lo controlaron y le dieron medicamentos para matar aquel virus, cuando llegamos a la casa él tenía una paleta que le había dado por portarse bien, cuando entramos los chicos ya estaban en la sala.
Octavio: que ustedes no deberían estar en la escuela?
Franco: yo solo tenía una clase.
Maite: yo estoy exenta en los exámenes,  los maestros me dijeron  que si quería podía faltar.
Jaime: yo no tenía ganas de ir.
Lucas: a mí  nadie me llevo.
Octavio: hijos de su…
Sandra: de su madre y de su padre.
Maite: y que tiene Andrés? ya está bien?
Sandra: fue una bacteria, le dieron medicamentos y si,  ya está mejor, pero hay que estar muy pendientes.
Franco: papá quita esa cara que tú tampoco fuiste a trabajar.
Octavio: la diferencia es que yo soy el dueño.
Franco: y el padre, tu deberías dar el ejemplo… yaaa,  es juego, no hubo clases por la lluvia… uuuyy que genio no aguantas una broma.
Octavio le dio una mirada y estuvo por quitarse el cinto.
Jaime: en la universidad no suspendieron clases.
Franco: pero solo tenía una materia, a que voy.
Octavio: a estudiar.
Sandra: ya dejen de discutir, vamos a desayunar en paz y tranquilos, vas a ir a trabajar?
Octavio: si, solo me doy un baño, tu ponte a estudiar y ustedes disfrutes su día libre.
Franco: ¡mamá!  Mi papá siempre está de malas conmigo.
Sandra: tú también lo alteras, no te hagas el inocente.
Franco: es una clase, nada más.
Sandra: ya no discutas, de todos modos ya la perdiste, vamos a desayunar.
Passs, passs –auuu, maaa-
Sandra: nada de ma.
Ese día nos quedamos todos en casa, continuo lloviendo aunque paraba en  algunos ratos, en la noche lo pasamos todos un rato hablando, Octavio quería que fuéramos algún lado, en uno de los  fines de semana. Así que planeamos irnos de paseo, cuando se hizo hora de dormir, todos nos empezamos a subir  a los cuartos, Andrés le hablo al perrito.
Andrés: shiitt, shitt  dormir…si, dormir.
Octavio: aaasggg, está bien, pero él en el piso, vamos perro súbete.
Andrés: siii, mami  sí.
Sandra: si, papá te dijo que sí.
Una vez que Andrés se quedó dormido nos salíamos, siempre lo acompañábamos hasta que se dormía, antes de salir Octavio acaricio al cachorro, desde que había llegado no le había dado ninguna muestra de cariño, pero en ese momento lo hizo.
Octavio: lo cuidas ee.
El perro solo se quedó moviendo la colita acostado en un cojín que tenía aun lado de la cama de Andrés, nos salimos y nos fuimos acostar.
Sandra: ya no los odias tanto.
Octavio: le salvo la vida a mi hijo, si el perro no nos hubiera despertado ni nos hubiéramos enterado que se puso mal, aun no me gustan, pero ese perro ya se ganó un espacio en esta casa.
Con tantos truenos y rayos se había dañado algunos aparatos, el receptor de los micrófonos no se descompuso, pero al a ver un apagón, que fue de cuestión de segundos… este ya no se prendió otra vez, por lo que no nos enteramos que la  respiración de Andrés se había complicado.    
Sandra: Aaay te amo, aunque a veces eres un ogrito.
Octavio: no soy un ogro.
Sandra: trabajas demasiado… te faltan  vacaciones.
Octavio: si, sería bueno, solo nosotros dos.
Sandra: jajaja te amuelas porque no podemos dejar a Andrés solo.
Octavio: muy bien, serán vacaciones familiares, pero que los chicos compartan cuarto.

Sandra: aaay tu, mira… jajaja.

4 comentarios:

  1. Me fascino pero continúala pronto por favor quiero saber que pasa con Andrés.

    ResponderBorrar
  2. QUÉ LINDOOOOO!!!! HISTORIA NUEVA!!! A ver cómo se cura Andrecito! Espero que pronto!!! Y que ya no sea tan amargado ese Octavio!!! Le falta un poco de alegría, pobre hombre.. ejeje

    ResponderBorrar
  3. Oh de lujo otra nueva familia!!!
    Waoo pobre Andrés pero lo bueno es que esta saliendo adelante!!
    Me encanto el estilo de Franco!!!

    ResponderBorrar
  4. Pues a mi no mw parecio que este mejorando
    No se han dado cuenta que esta empeorando, solo espero que no se noa caiga una mala tragedia

    Un abrazo buena historia

    Marambra

    ResponderBorrar