martes, 26 de julio de 2016

CAPÍTULO 8: ROBA ALMAS



CAPÍTULO 8: ROBA ALMAS

Christopher miró a Peter fijamente. Miró la herida de su brazo, y miró el niño al que sujetaba. Sabía que no debía haberle dejado bajar solo.

  • Peter, suéltale…

  • Papá, ¿es que no me has oído? Su padre ha muerto… murió en una pelea porque no quería que yo viniera aquí…

  • En eso su padre y yo estamos de acuerdo – replicó Chris.

  • Peter, cariño, déjale… - intervino Piper.

  • No, abuela. Solo es un niño asustado.

Chris suspiró. Aquello era típico de su hijo, siempre queriendo ayudar, siempre viendo lo mejor de las personas… Lo cierto era que aquél demonio sí que era un niño, y que incluso los niños demonio tenían padres y les necesitaban. Pero había herido a su hijo, y eso no se lo iba a perdonar. Christopher caminó hacia ellos y entonces el demonio se encogió, asustado, y se transformó delante de sus ojos en un niño aún más pequeño. Chris parpadeó, confundido.

  • No es posible… - susurró Leo.

  • ¿Cómo ha hecho eso? – preguntó Chris.

  • Es… es una habilidad muy rara… normalmente requeriría tener dos alma y él no tiene ninguna…

  • Pero su madre era humana. – objetó Peter - ¿Cómo que no tiene alma?

  • No la tiene, o al menos yo no la percibo – dijo Leo.

  • Papá me la quitó – intervino Moshe. – Me dijo que yo no necesitaba eso.

Christopher y Leo abrieron los ojos al entender lo que aquello implicaba. Su padre tenía la habilidad de quitar almas. Era un demonio roba almas, y por tanto el niño también lo era. En algún momento había tenido dos almas, y por eso podía tomar dos apariencias humanas. Pero era como un cascarón vacío… con la necesidad de llenarse…

  • ¡Peter, apártate! – apremió Chris. - ¡Apártate ya mismo!

  • ¿Qué sucede? – preguntó Wyatt, algo confundido – No es el primer demonio que veo que cambia de forma a placer…

  • Sí, cuando son cambiaformas o con ilusionismo. Pero esto no es una ilusión, es real, y cada una de sus formas es tan verdadera como la anterior. – le explicó Leo. – Alejaros de él, es peligroso.

Peter apretó los puños. Le daba igual que ese niño fuera peligroso, él también lo era. Toda persona con poderes podía llegar a serlo, solo había que enseñarle a usarlos bien. Se puso delante del pequeño, como para protegerlo.

  • ¡Basta! Papá, ¿es que no eres el mismo que se trajo a casa a dos adolescentes, compadecido porque no tenían padre? ¿Qué es tan diferente en Moshe? ¡Él tampoco tiene padre y además aquí corre peligro! No voy a dejarle solo, y si no le quieres cerca entonces… entonces tampoco me tendrás cerca a mí. – decretó Peter, con ciertos titubeos.

  • ¿Me estás amenazando, hijo? – preguntó Chris, con el tono exacto que Peter había querido usar antes con Moshe.

  • N….no, papá… pero… es solo un niño. Y más o menos me hace caso, me dejó de morder. Solo estaba enfadado porque me culpa de lo que le pasó a su padre, ¡y tiene razón! Tengo que hacer algo para compensarle, yo…


- No pretenderás que lo llevemos a casa… - dijo Chris. El silencio de Peter fue muy elocuente - ¡Eso pretendes!

  • De momento al menos… aquí lo matarán, papá…

  • ¿Es que no lo entiendes? ¡Puede robarte el alma, Peter, así de peligroso es! – chilló Chris.

  • Que me la robe. Si para conservarla tengo que abandonar a un niño huérfano, entonces es que no me la merezco.

Chris se petrificó ante aquella reflexión, y poco a poco destensó los hombros. Cerró los ojos con fuerza y después los volvió abrir.

  • ¿Por qué mis hijos tienen que ser tan buenas personas? – preguntó, como si fuera una desgracia.

Esa frase fue la señal de Peter para entender que había ganado, y se agachó para coger al pequeño Moshe en brazos. Cuando lo hizo, se sintió poderosamente atado a ese chico, y supo que había hecho lo correcto. Sin embargo, casi se arrepintió cuando el chico lo volvió a morder, esta vez, con sus dientecitos humanos y haciéndole mucho menos daño.

  • ¡Pero bueno, si yo estoy de tu parte! ¿Por qué me muerdes? – le increpó Peter. Chris avanzó hacia ellos rápidamente. – No, papá, no….no ha sido nada…no…no….¿qué haces?

PLAS PLAS PLAS

Christopher cogió al mocoso y le dio tres azotes no muy fuertes, puesto que no dejaba de ser un niño pequeño. Eso fue lo que le instó a actuar así: la actitud del demoñito le recordó a su hijo Leo cuando tenía una rabieta, solo que Leo, gracias a Dios, no tenía la costumbre de morder.

Moshe empezó a llorar de la misma forma que había servido para derretir el corazón de Peter, y por lo visto tenía efectos similares en Chris.

  • ¿Lo ves, papá? Solo es un niño… - dijo Peter, para acabar con las dudas que Chris pudiera tener.

  • Me pegó….BWAAAAAAAAA

  • Ah, por eso no hay que morder, Mosh Mosh – regañó Peter con suavidad.

  • ¿Mosh Mosh? – preguntó Chris?

  • ¿Qué? Es un apodo. No puedes criticármelo, que tus apodos son peores.

  • No lo critico. Mosh Mosh. Me gusta. – aceptó Chris, y estiró los brazos para que Peter se lo diera. El niño dejó coger, aún lloriqueando. - ¿Cuántos años tiene?

  • Dice que siete. Pero así no aparenta más de cuatro…

  • Supongo que una cosa son sus años de vida, y otra los años que aparente. – dijo Chris, y casi sin darse cuenta empezó a mecerlo en sus brazos. Peter sonrió un poco, sin poderlo evitar: los instintos paternales de su padre podían más que su recelo hacia el demonio. Chris pareció darse cuenta también, y se rindió ante la evidencia de que iban a llevarse al niño. – Tal vez pueda quedarse unos días. Pero se lo cuentas tú a Amy y a tus hermanos.

Peter tragó saliva. No sabía cómo iba a reaccionar Nick.

Wyatt, por su parte, miró a Chris con una sonrisa. Algo le decía que pronto volvería a ser tío, y no por el hijo que estaba esperando Amy. Conocía esa mirada en los ojos de su hermano, por más que intentara hacerse el duro y luchar contra el afecto que quería crecer dentro de él. El pequeño roba almas ya había hecho su trabajo, al menos en un sentido figurado.

- Sugiero que nos vayamos de aquí y sigamos con la bonita escena donde no nos espíen cientos de demonios – apremió Piper. Los demás asintieron, y se agruparon alrededor de Wyatt, Chris y Leo, para orbitar de vuelta a casa.

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