martes, 26 de julio de 2016

CAPÍTULO 9: TENGO ALGO QUE CONTAROS…




CAPÍTULO 9: TENGO ALGO QUE CONTAROS…


  • ¿Le trajiste, Chris? ¿Está bien? – preguntó Amy desde el salón, al escuchar el característico sonido de campanas que ya había empezado a asociar con el hecho de que alguien orbitara. Corrió hacia la fuente del sonido, que era el hall de la casa, y allí pudo ver a su novio y a toda su familia. Suspiró, aliviada: Peter estaba bien. - ¿Quién es el niño?

  • Es… una larga historia. – dijo Chris, mirando a Peter significativamente.

  • No tan larga. Es un niño pequeño que no tiene padre, y es todo lo que hay que saber – dijo Peter.

Amy entreabrió los labios y enseguida asintió, conmovida por la triste historia del pequeño.

  • ¿Qué? ¿Eso es todo lo que le vas a contar? No, Amy, no te acerques mucho, es peligroso… - empezó Chris, pero Amy ya estaba decidida a cogerle en brazos. – Peter se ha empeñado en traerle, pero…

  • ¿Que Peter se ha empeñado? – dijo Amy – No lo digas como si se hubiera encontrado un animalito herido. ¡Es un niño! Pobrecito, parece muy pequeño. ¿Y tú no lo querías traer? Ya hablaremos tú y yo – le advirtió a Chris.

Christopher tragó saliva. Por alguna razón sentía que debía tener más miedo de Amy enfadada que de un demonio.

  • Pero… es que… no es un niño humano…. Es medio demonio…-se defendió Chris.

  • Ya, y tu padre aquí presente está muerto, tu madre es una bruja (con perdón, Piper), tu eres un poco de todo y tus hijos son demonios también. Aquí la única que puede poner reparos soy yo, vamos a ver. – atajó Amy. - ¿Cómo te llamas, peque?

  • Moshe.

Amy sonrió, y le hizo un mimo, mientras taladraba a Chris con la mirada.

  • No tengas miedo, cariño, aquí te vamos a cuidar. ¿No tienes más familia que tu papá? – preguntó.

Moshe negó con la cabeza. Se empezó a sentir algo agobiado con tanta gente mirándole, pero ya había comprobado que eran más fuertes que él, así que no podía hacer nada de momento, salvo mantenerse alerta por si intentaban hacerle daño.

  • Lo primero que este nene necesita es un baño, está todo sucio. Después hay que darle algo de comer. – dijo Amy, y no esperó más tiempo antes de dirigirse con él en brazos al cuarto de baño.

  • El embarazo le ha dado instinto materno, ¿eh? – bromeó Wyatt.

  • Creo que ya lo tenía de antes – respondió Chris, algo contrariado. Había esperado que Amy lo apoyara un poco, pero tendría que haber entendido que ella siempre se iba a poner a favor de un niñito sin padres. Él mismo se sentía inclinado a compadecerse de él, pero tenía que hacer lo que fuera seguro para su familia…

En ese momento llegaron Nick y Leo. Christopher, temiendo que Peter pudiera estar en problemas,  les había animado a dar un paseo, por si acaso les seguía algún demonio a la casa como había pasado ya varias veces.

  • ¿Ves, Leo? Te dije que estarían bien.  – dijo Nick, al verles a todos sanos y salvos, aunque él mismo había estado un poco asustado. Los últimos acontecimientos le hacían temer por la seguridad de su familia.

  • ¡Peter! – gritó Leo, y corrió a abrazarle -  ¿Te han dado una corona de rey?

Peter se rió, y le revolvió el pelo. Ese enano siempre sería su debilidad. Ya lo era antes, pero en los últimos días era el único que le trataba con normalidad. No actuaba como si fuera a romperse o a tener una crisis en cualquier momento, ni como si fuera peligroso o como si les hubiera decepcionado a todos.

  • Qué va, pero a la próxima que vaya se la pido – le respondió. – Y otra para el hermanito del rey ¿eh?

  • ¿Ha ido todo bien?  - preguntó Nick, más serio. Peter asintió.

  • Tengo algo que contarte – le dijo solamente – Pero no es algo malo.

Se escuchó a Amy canturrear en el piso de arriba, y también decir un par de instrucciones.

  • ¿Con quién habla Amy? – preguntó Nick.

  • Eso es precisamente lo que te tenía que contar. Hemos traído a alguien…

Nick tardó un segundo en procesar la información.

  • Espera… ¿te refieres a alguien del inframundo? – preguntó Nick, con evidente desagrado ante la idea.

  • Recuerda que tú y yo también venimos de allí… Se trata de un niño.

  • ¿Y por qué has traído un niño demonio? – insistió Nick, que no entendía nada.

  • Porque… no tiene padres.

  • Lo siento por él, pero ¿por qué es nuestro problema? ¿Ahora que eres “su rey” te vas a ocupar de todos o qué?

  • Bueno, creo que debería… Pero es que además su padre murió en cierto modo por mi culpa… - le dijo Peter.

  • Solo estará aquí hasta que sepamos qué hacer con él – intervino Chris.

Nick guardó silencio, nada conforme con la decisión. Quería decir algo así como “¿qué pasa, que ahora somos una casa de acogida?”, pero no se atrevía, porque él mismo había llegado allí por medio de un orfanato. Sabía que no podía exigirle a su padre a quién acoger y a quién no.

Mientras tanto, en el piso de arriba, Amy se sentía feliz, sin saber exactamente por qué. Tal vez era porque Peter había vuelto sano y salvo de su excursión al inframundo, pero creía que tenía que ver más bien con el pequeño huerfanito que había traído. Cuando ese niño le tocaba, sentía como si estuviera tocando directamente su alma, en un sentido más literal que figurado. Aunque eso no era posible…

Terminó de llenar la bañera y miró a la criatura. Era un niño pequeño, así que no pasaba nada si le veía desnudo. Comenzó a desvestirle, mientras el crío se dejaba hacer, sin dejar de mirarla atentamente. Amy entendió que le gustaba oírle hablar o cantar, así que parloteó para hacerle sentir cómodo.

  • Mírate, qué guapo eres. Verás qué bien te vas a sentir cuando estés limpito. Qué ropita más rota… Seguro que podemos darte algo para que te pongas. De momento un pijamita ¿vale? A ver, vamos a quitar estos trapitos… - dijo, alegremente. Sin embargo, cuando le quitó el pantalón medio roto que traía, se dio cuenta de que tenía viejas cicatrices en la piel, como quemaduras. ¿Acaso en el inframundo había fuego, como en todas las pinturas del infierno? Ella nunca había estado, no lo podía saber… Qué lugar tan horrible para un nenito.

  • ¿Cómo te hiciste eso, bebé? – le preguntó, enternecida.

Moshe se transformó entonces en su versión más grande y morena. Amy por poco se desmaya de la impresión.

  • No soy un bebé -  declaró Moshe, queriendo dejar las cosas claras. Le gustaba la forma infantil en que Amy le trataba, pero él ya era grande. Sabía atarse los cordones solo.

- Ay madre…¡Chris! ¡Chriiis! – llamó Amy.

Christopher voló escaleras arriba, más rápido de lo que creía posible.

  • ¿Qué? ¿Qué te hizo? – preguntó, alarmado, buscando algún signo de que la hubiera atacado..

  • ¡Es…es otro niño! – chilló Amy. Desde que conocía a Chris había visto cosas imposibles, pero aquello había ocurrido delante de sus narices, era mucho para asimilar.

  • Ah, sí. Es algo que puede hacer.

  • “Algo que puede hacer”… Madre mía… Ahora parece de la edad de Leo…

  • Está cerca, tiene siete años. – explicó Chris. - ¿Te está dando algún problema?

  • Qué va… Es muy tranquilo…

  • ¡Ja! ¡Pues lo será contigo! ¡Ahí abajo no dudaba en usar los dientes! – exclamó Chris.

  • Eso es porque sabe que yo soy su amiga ¿verdad? – preguntó Amy, con una sonrisa dulce. Moshe la miró fijamente, fascinado por la amabilidad y la candidez de esa mujer.  – Aichs, ahora ya no sé si debería bañarlo yo.

  • A él no parece que le importe – dijo Chris. – Pero si quieres lo hago yo… De todas formas, no quiero que tu hagas nada, estás embarazada….

  • Solo de unas pocas semanas, Chris – dijo Amy, rodando los ojos. – Tu hija y yo estamos bien.

  • ¿Hija? – se extrañó Chris. Aún era pronto para saber el sexo del bebé.

  • Será niña – afirmó Amy, muy segura – Ya toca que en esta casa haya más mujeres.

Christopher sonrió, embobado ante la idea de ser padre otra vez.  Luego se puso serio un momento: él realmente quería casarse antes de que el niño naciera. Pero su vida había sido tan caótica… Aún tenía algunos meses por delante y quería esperar a que las cosas se normalizaran un poco. Al menos, todo lo normales que podían ser para un Halliwell.

  • ¿Te encargas tú, entonces? – dijo Amy – Imagino que sabrá hacerlo solo, pero tal vez necesite algo de ayuda.

Chris asintió. Demonio o no, seguía sabiendo cómo tratar a un niño. Amy salió del baño, preguntándose en su interior qué iba a pasar con el niño y a dónde lo podrían llevar. No hay muchos lugares donde puedas dejar a un medio demonio que se transforma a voluntad. ¿Y si se lo quedaban? Por descabellado que fuera, a ella no le molestaría… Y estaba segura de que Chris acabaría aceptando la idea.

Christopher miró al niño y decidió que tenía que hacer frente a su propia decisión. Si había dejado que Peter lo trajera, tenía que tratarle bien. De lo contrario no sería mejor que esos demonios.

  • Bueno a ver, vamos al agua. No cambies de forma ahora, ¿eh? Elige una de las dos, y te quedas con ella.

El niño se quedó quieto y callado, y Chris lo interpretó como que escogía esa. No le vio muy decidido a meterse al agua, así que le cogió en brazos para meterle él. Así reparó en las mismas marcas que había visto Amy, que por lo visto aparecían bajo sus dos formas.

  • ¿Y eso, Moshe? – le preguntó. - ¿Te quemaste? ¿Con qué?

Moshe estiró la mano y creó una bolita de energía. Chris ya se iba a poner alerta, pensando que le iba a atacar, cuando entendió que le estaba contestando gráficamente.

  • ¿Te quemaste con eso? ¿Tu solito?

El niño negó con la cabeza.

  • Subir al mundo de los mortales es peligroso – contestó. – No se hace. Los niños que lo hacen terminan quemados.

Chris parpadeó, tratando de entenderle. No había nada que impidiera a los demonios subir al mundo de los mortales, excepto tal vez algún brujo como él, que los mandara de vuelta al inframundo. Quizás el niño se había referido a eso, a que algún brujo le había quemado. Eso le parecía mal, vale que él no iba a fundar el club de fans del niño-demonio, pero no tenía pensado pelear con él. Solo luchaban contra demonios adultos.

  • ¿Hiciste algo malo, tal vez? – inquirió Chris. - ¿Robaste algo o le hiciste daño a alguien, y algún brujo te hizo eso?

Moshe volvió a negar.

- Papá no me dejaba subir – dijo al final, y Chris por fin lo entendió. Realmente, no había esperado que los demonios fueran buenos padres…. Pero sabía de al menos una que hubiera dado la vida por defender a los suyos. Ariel jamás habría lastimado a Nick y Peter. Sería un demonio, pero no era inhumana. Ella, no obstante, era una excepción. Como tal vez lo fuera Moshe.

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